En mayo de 2021, el actor Gerardo Oñate y su esposa iban en un taxi Uber camino a una fiesta, y el conductor traía música metal a todo volumen; al conversar con él, les “confesó” que era “vampiro certificado” y “satanista en Transilvania”.

Fascinado por el relato, Gerardo apodó al conductor como “El Uber del Averno” y posteriormente lo convirtió en un proyecto cinematográfico. No podían usar ese nombre por derechos de marca, y la idea evolucionó a El vocho del averno. “El lugar del averno suena como el título de una cumbia satánica, por eso elegimos vocho; narra la historia del diablo manejando un auto en su cacería por almas en la Ciudad de México”, cuenta el actor.

Ambientada en un Distrito Federal nostálgico, ahora, está tratando de subir la película a la mayor cantidad de festivales posibles antes de poder estrenarla.