Máximo Prado Pozo y Franco Lázaro Gómez fueron dos de los artistas que allá por las décadas de los cincuenta y sesenta comenzaron a dar una identidad a Tuxtla Gutiérrez, junto con la creación del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas y los miembros del Ateneo.
Ahora, la Sala Principal del museo de la Ciudad abre sus puertas para albergar la exposición de grabados de Máximo Prado, que permanecerá hasta el día 30 de este mes.
En entrevista con Jaime Ignacio Martínez, profesor de la licenciatura en Artes Visuales de conocida escuela, explicó que la curaduría de la exposición fue realizada por los alumnos del séptimo semestre de la materia de Museografía. La exposición está compuesta por 33 piezas; 32 fueron impresas por dos alumnos junto con el maestro y solo una es original del maestro Máximo Prado.
“No son réplicas, son piezas hechas directamente de la plancha grabada por el maestro Máximo Prado Pozo; más que replicas, serían reimpresiones”, explicó el maestro Jaime. “La mayoría de las piezas expuestas son técnicas de grabado en relieve, grabados en linóleo y grabados en madera”.
Respecto a la trayectoria del homenajeado, recordó: “Maximo Prado Pozo es uno de los grabadores chiapanecos más importantes del siglo XX, ya que él junto con otro grupo de artistas formaron parte de un movimiento artístico que se gestó en Chiapas, el cual tuvo su origen a partir de la Escuela de Artes Plásticas, hecha por don Jorge Olvera en el año de 1946, y ellos formaron un grupo de grabadores que se llamó Franco L. Gómez, el cual dio a conocer el arte de Chiapas en el mundo.
“Considero que, lejos de ser una exposición estética, es una exposición histórica, ya que muchas personas que nos dedicamos al arte conocemos la vida de Máximo Prado, pero pocas veces tenemos la fortuna de ver el trabajo de este artista”.
En cuanto a la procedencia de las piezas, señaló: “Las piezas pertenecen a la Facultad de Artes de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y cuando se hicieron las reimpresiones en el año del 2010 se fijó un convenio con la familia del autor, especialmente con su viuda, en el cual ella se quedaba con la mitad de las reimpresiones y nosotros con esta mitad que ahora exponemos”.












