A punto de cerrar su gira mundial en México, Guns N’ Roses enfrenta un nuevo conflicto legal. Alan Niven, quien fuera su manager entre 1986 y 1991, presentó una demanda en contra del grupo por presunto sabotaje.
De acuerdo con la revista Classic Rock, Niven acusa a los integrantes, especialmente a Axl Rose, de querer frenar la publicación de Sound n’ fury: rock n’ roll stories, en el que habla sobre sus años junto a los rockeros.
El libro debía salir a la venta en julio de 2025, pero fue pospuesto primero a septiembre y finalmente a marzo de 2026. Según Niven, el retraso se debe a maniobras del equipo legal de Axl Rose, quien habría apelado a un supuesto acuerdo de confidencialidad firmado en 1991. “Axl parece olvidar que en 1986 nadie quería manejarlo. En 1991 vendí Wembley Stadium. Hice mi trabajo. Lo que tenemos aquí es una falta de aprecio”, dijo Niven.
De acuerdo con el medio, los documentos judiciales afirman que la banda busca bloquear la publicación “a través de amenazas reiterada” tanto hacia él como hacia la editorial canadiense ECW Press. Niven sostiene que el acuerdo de hace tres décadas no era un contrato, sino un arreglo para vender sus derechos de comisión perpetua.
La tensión entre ambos se remonta a 1991, cuando Rose, según Niven, se negó a continuar con el grupo mientras él siguiera representándolos. A pesar de haber trabajado en los años de Appetite for destruction (1987), uno de los discos más vendidos de la banda, su relación con el cantante se fracturó de forma definitiva.
En entrevistas recientes, Niven también ha acusado a Rose de mantener el control financiero de la agrupación, y asegura que el vocalista se queda con “el 50 por ciento de los ingresos” de Guns N’ Roses.











