Antes de una exhibición del filme “La última tentación de Cristo” (1988), de Martin Scorsese, el protagonista de la película Willem Dafoe charló con los medios de comunicación sobre la experiencia de haber llevado a la pantalla esta historia.
Ahí el actor dijo que "no deberíamos sentirnos tan atemorizados de una interpretación distinta”. En la trama, Jesús, joven carpintero de Nazaret, decide atender la llamada de Dios. Se retira en el desierto y reúne seguidores, difundiendo una doctrina de amor y redención.
No obstante, las dudas lo asaltan y cuando llega el momento del sacrificio supremo, una manifestación sobrenatural le muestra una alternativa al dolor y el sufrimiento.
El actor dijo que la respuesta "ha sido diferente en cada país, pero quedó muy claro que había un esfuerzo organizado para impedir que la película fuera vista. En varios lugares de Europa y de Estados Unidos no fue necesariamente la Iglesia católica la que lo impidió”.
"Yo me sentí mal, porque me encantó hacer esa película. Es muy fuerte y me sentí mal de que fuera bloqueada (...) Entiendo por qué lo hicieron, se retoma la historia y se tiene una distinta interpretación que no está muy apegada a la enseñanza literal de las cosas, y eso altera mucho, se piensa que se va a lastimar su cultura, su fe o se ve como una amenaza", expresó.
Contrario a los discursos que se ocuparon para vetar la película, Dafoe aseguró que, en su opinión, se trata de "una producción muy católica, simplemente tiene una investigación distinta; no es una interpretación tradicional, es producto de la imaginación, otra versión y consideración".