Como diplomático y representante del Estado mexicano, Alfonso Reyes fue interlocutor de la cultura mexicana con la cultura universal, y en esos encuentros y desencuentros con manifestaciones culturales, con realidades sociales de Europa y Sudamérica “fue trazando el panorama de la percepción que un intelectual y escritor de su extraordinario talento tuvo al registrar su obra”, señaló Geney Beltrán.
Entrevistado con motivo de la presentación del libro Caminos de Alfonso Reyes, del doctor Alberto Enríquez Perea, el coordinador nacional de Literatura subrayó que el hecho de que el viaje y la escritura van de la mano en el doble perfil de Reyes como diplomático y escritor es el hilo conductor de la nueva obra de Enríquez Perea.
En la Capilla Alfonsina de esta ciudad, Beltrán Félix dijo que el punto principal es que este libro es una invitación para volver a adentrarse en el fascinante mundo literario de uno de los más grandes escritores de Hispanoamérica.
Es así, planteó, porque el texto entrelaza la experiencia vital y la escritura en distintos géneros que permitió a Alfonso Reyes dejar un registro muy humano, con gran inquietud intelectual de esa época tan cambiante, cuando fungió como representante de México ante el extranjero.
Indicó que la presentación de esa obra en uno de los centros culturales más importantes de la Ciudad de México tuvo la intención, entre otras, de refrendar la colaboración entre el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), casa editora del libro y destacó que Alberto Enríquez Perea es un investigador con una trayectoria muy valiosa.
Hizo énfasis que el autor ha tenido particular dedicación en la vida y obra de Alfonso Reyes. “La nueva publicación del doctor Enríquez Perea hace un recorrido por el constante y muy fértil viaje entre dos continentes que Reyes realizó a lo largo de su vida”, añadió.
Caminos de Alfonso Reyes es un interesante recorrido por donde el escritor, diplomático y creador de instituciones vivió intensamente gran parte de su vida, registrando realidades e inteligencias de Europa y América.
Trazó y recorrió caminos que hizo en forma vertiginosa o pausada por dos continentes, siempre haciendo a la par lo que supo hacer, es decir, escribir con maestría sus experiencias de vida y dejar como testimonio de su paso por esos lugares, una serie de libros y folletos, así como algunas revistas especializadas.