Aunque ya han pasado 15 años desde que la hermana de Ana Bárbara falleció, su padre don Antero Ugalde asegura que aún está muy presente en su pensamiento y en presencia, pues a veces se aparece por el rancho.
Don Antero cuenta que, antes de morir, Marisa le pidió que cremaran sus restos y esparcieran sus cenizas en su rancho.
Sin embargo, cuando ocurrió el lamentable accidente, el que se encargó de todo fue el abuelo del esposo de Marissa, pues el papá de Ana Bárbara se encontraba hundido en una fuerte depresión, por lo que terminaron enterrándola.
“Luego de que la enterramos, yo no podía dormir porque sentía que la escuchaba, Marisa se me aparecía porque no había hecho su voluntad. Así que por eso la desenterramos para incinerarla. Todavía siento su presencia y se me aparece de vez en cuando”, dijo don Antero.