Alberto, joven migrante, se sumerge en un plato de menudo para recuperar el rosario que su madre le dio antes de cruzar la frontera.
En este viaje recorrerá su infancia, enfrentará sus miedos y buscará volver a hablar con ella. Esa es la premisa de Balada de un migrante con memoria, el décimo cortometraje de Sergio Muñoz Esquer, cineasta originario de Delicias, Chihuahua, que tendrá su estreno mundial en el Festival de Cine de Nueva Orleáns, certamen calificador para el Óscar.
La historia del protagonista podría contarse como una tragedia: la separación de la familia, nostalgia y desarraigo. Sin embargo, Sergio tenía claro desde el inicio que no quería sumergir a su personaje en un abismo sin salida, sino darle la oportunidad de vivir su viaje desde la emoción y el asombro.
Lejos de los clichés
“No quería hacer una película triste. Quise convertir una historia poco afortunada en algo divertido y emocionante, así que incorporé elementos de fantasía, realismo mágico e incluso terror para dar forma al viaje de Alberto. Nuestras historias no deberían ser solo tragedias, deberían ser una celebración de lo que somos”, explica.
Esa mirada lo aleja del cliché trágico con el que regularmente se narran las historias de migración. Para Muñoz, la memoria está hecha no solo de dolor, también de momentos felices y de elementos que permanecen vivos en quienes dejaron atrás su país. “Siento que no todo es tragedia, hay mucho que celebrar. En todos lados hay un aspecto de felicidad, emoción y aventura”, afirma.
Por eso eligió un plato de menudo como detonador: un objeto cotidiano capaz de abrir la puerta hacia los recuerdos, hacia la posibilidad de que un migrante reviva su infancia, los lugares que lo marcaron y, con ello, una parte de sí mismo que sigue intacta. El cortometraje cuenta con la actuación de Omar Leyva, Mercedes Hernández —ganadora del Ariel y referente del cine mexicano— y Fernando Monroy, actor emergente de Chihuahua.
“El viaje de Alberto es el mío y el de muchas personas. Cada vez que regreso a mi ciudad natal, me siento como un turista en mi casa, y en EU no tengo ciudadanía ni residencia, así que tampoco puedo llamarlo hogar. Entonces, ¿dónde está mi hogar?”, reflexiona.
La cinta es una coproducción entre México y EU.