La única librería íntegra que ha llegado desde la antigüedad hasta el presente sobrevivió en la llamada Villa de los Papiros, una inmensa mansión palaciega de una rica familia romana —la mayoría de los investigadores creen que perteneció al suegro Julio César—, situada en la ciudad de Herculano, enterrada junto a Pompeya por la catastrófica erupción del Vesubio del año 79 que arrasó la bahía de Nápoles.

Descifrar aquellos más de mil volúmenes, que parecen troncos requemados más que libros, ha sido durante décadas un desafío en el que se mezclan la filología, la arqueología y la tecnología. Ahora, gracias a la inteligencia artificial, podría avanzarse mucho más rápido en el conocimiento de los papiros de Herculano.

A lo largo de los años, diferentes instituciones, como el Istituto per la Microelettronica e Microsistemi del Consiglio Nazionale Delle Ricerche (CNR, una especie de CSIC italiano) y el Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, situado en Grenoble (Francia), han logrado descifrar fragmentos de papiros utilizando técnicas como los rayos X.

De hecho, durante décadas se pensó que podrían contener algunos textos filosóficos perdidos de la antigüedad clásica, sobre todo volúmenes de Epicuro, aunque entre los que han sido analizados por ahora no se ha encontrado ningún tesoro oculto. Pero esa esperanza nunca se ha perdido, dado que todavía quedan por estudiar y clasificar una parte muy importante de los papiros. Uno de los textos descifrados pertenece, por ejemplo, a Filodemo de Gadara, un seguidor de las enseñanzas de Epicuro.

Pero ahora la inteligencia artificial puede contribuir a acelerar un proceso hasta ahora demasiado laborioso. A principios de este año, la Universidad de Kentucky lanzó un concurso internacional llamado Vesuvius Challenge (Desafío de Vesubio) con una considerable recompensa económica —hasta 700 mil dólares (660 mil euros)— que se llevaría quién desarrolle un programa que, con ayuda de la tecnología, sea capaz de descifrar el contenido de papiros previamente analizados por rayos X. Ya no se trataría de un trabajo artesanal y filológico; sino de descifrar los papiros a gran escala.

A diferencia de Pompeya, Herculano fue destruida por una lluvia de barro y gas a altísimas temperaturas, lo que permitió que mucha materia orgánica se salvase, como los papiros o cuantiosos restos de madera. La Villa de los Papiros, actualmente cerrada al público, fue uno de los primeros yacimientos excavados por los arqueólogos borbónicos en el siglo XVIII que se encontraron con todo tipo de sorpresas cuando empezaron a hurgar entre las ruinas que alcanzaban a través de túneles: sacaron estatuas, algunas extraordinariamente procaces —una mostraba al dios Pan copulando con una cabra—; pinturas, muebles, pero también la biblioteca que lleva dos mil años esperando poder ser leída.