En el mundo literario hispanoamericano, pocos nombres resuenan con la distinción y profundidad de Ida Vitale. En estos días, la venerada poeta uruguaya celebra un siglo de vida, marcando un hito no solo en años sino en aportes significativos a la poesía y la cultura. Vitale, cuya obra se ha distinguido por su claridad lírica y su aguda inteligencia, sigue siendo una figura esencial en la narrativa contemporánea de América Latina.

Nacida en Montevideo el 2 de noviembre de 1923, Vitale creció en un Uruguay que se estaba configurando como un país de rica vida intelectual y literaria. Su poesía emergió de este caldo de cultivo cultural, refinada por una educación que siempre puso énfasis en la literatura y las artes.

Desde sus primeras publicaciones, Vitale se destacó en el panorama literario por su estilo distintivo, que se alejaba de la ornamentación excesiva en favor de una poesía más esencial y depurada. Su obra, parte del canon de la Generación del 45, un grupo literario uruguayo que incluía figuras como Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti, refleja una búsqueda constante de la belleza en la precisión.

Exilio y expansión

La dictadura militar que azotó Uruguay en la década de 1970 forzó a Vitale al exilio, primero en México y luego en Estados Unidos. Este doloroso desarraigo, sin embargo, expandió su voz poética, entrelazándola con diversas tradiciones y paisajes que enriquecieron su escritura.

A lo largo de su vida, Vitale ha sido honrada con innumerables premios, entre ellos el Premio Cervantes en 2018, el más prestigioso reconocimiento a la literatura en español. Cada premio ha sido un reconocimiento a su contribución única a la poesía y al diálogo cultural en el idioma español.

A sus cien años, la obra de Ida Vitale sigue vibrante, un testimonio de su constante indagación intelectual y su compromiso con la poesía como medio de exploración del mundo y de uno mismo. Su poesía no es solo un reflejo de una vida centenaria, sino también de un espíritu eterno que ha sabido renovarse y mantenerse relevante a través de las décadas.

En esta celebración de su centenario, colegas, lectores y admiradores de todo el mundo le rinden homenaje, reconociendo que su voz poética seguirá resonando y siendo descubierta por nuevas generaciones. La figura de Vitale se erige no sólo como un pilar de la literatura uruguaya sino también como un faro universal para los amantes de las letras. “Agradecer con todas las letras”, dijo esta mujer menuda, de cabellera blanca y voz suave, ante la multitud de personas de todas las edades reunidas para homenajearla. “Gracias a los dementes que organizaron esto y a los dementes que vinieron. No lo merezco. Y además, llueve”.

La fiesta en la sede de la Cinemateca Uruguaya incluyó obras de Schumann, Strauss y Mozart entonadas por una soprano, flores y chocolates de regalo, palabras de autoridades, brindis y hasta un enorme pastel cuyas velitas la homenajeada sopló mientras todos le cantaban “Que los cumplas feliz”.

El festejo también tuvo alcance internacional, con la proyección del documental sobre su vida en varias ciudades iberoamericanas. Ida Vitale, 1923, la luz de (su) memoria se exhibió simultáneamente en Madrid, Ciudad de México, Guadalajara, Buenos Aires, y en el pueblo español de Juzbado, provincia de Salamanca, donde Vitale es especialmente querida, según contó la directora María Arrillaga a la AFP.

En Montevideo hubo una función especial y se presentaron la banda sonora del film, con música original de Sylvia Meyer, así como el libro Palabra por palabra, el mundo se hace mundo, en una edición que repasa su obra a modo de antología, con correspondencia personal, artículos, discursos y conferencias.

Vitale, que durante la última dictadura cívica-militar uruguaya (1973-1985) se exilió en México, tuvo palabras de profundo amor hacia ese país luego de que el embajador mexicano en Uruguay, Victor Manuel Barceló, pidiera la palabra para destacar “la mente lúcida” y el “corazón enorme” de la poeta uruguaya. “Tu humildad es lo que más amamos y lo que más admiramos”, dijo Barceló. “En México siempre tendrás un lugar”.

Estrella de rock

Nacida el 2 de noviembre de 1923, Vitale es la última referente de la Generación del 45, el movimiento intelectual uruguayo del que surgieron escritores de la talla de Juan Carlos Onetti, Idea Vilariño y Mario Benedetti.

Poeta de obra prolífica, además de traductora del francés y del italiano, ensayista, profesora y crítica literaria, a Vitale la fama le llegó en la vejez. 

Ida Vitale consigue siete de los premios literarios más importantes en lengua española

En los últimos años ganó, entre otros, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016), el Premio Max Jacob (2017), y el Premio Cervantes (2018), el máximo reconocimiento literario en lengua española.

Durante la celebración del jueves, la alquimista del lenguaje, como la han definido por su poesía esencialista, abrió al azar su libro Tiempo sin claves y leyó algunos de sus poemas, siempre tan vital como lo indica su apellido y sin perder nunca su agudo sentido del humor. “Esta fue una cosa muy inesperada y que me hace muy feliz”, afirmó. “Si en el otro lado nos piden un recuerdo, este será uno”, añadió, frente a un enjambre de fotógrafos y camarógrafos.

Estaba radiante, cautivando “como una estrella de rock”, al decir del ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, despertando risas y sonrisas entre quienes la rodeaban para pedirle un autógrafo. “Me enteré por el noticiero y vine porque sentí que tenía que estar. Mujeres como ella me inspiran para seguir luchando en la vida”, señaló a la AFP Agustín Candia, un argentino de 23 años que vive en Uruguay y trabaja en el área de limpieza.