Si Yellowstone se ha convertido en una de las series (y posteriormente franquicia) más exitosas de la televisión norteamericana, era cuestión de tiempo que una nueva ficción nos llevase a otro parque nacional de EE. UU. Lo hace Indomable, una miniserie de seis episodios de Netflix con Eric Bana como protagonista, que nos introduce en los bosques de Yosemite. ¿Detrás de esta? El guionista de El renacido, Mark L. Smith, que firma la historia junto a si hija Elle.
Desentrañando el misterio
La serie arranca con una secuencia de infarto: dos escaladores intentan conquistar una montaña ascendiendo por una pared vertical cuando, de repente, cae una mujer entre el cable que les une. No apto para espectadores con vértigo. El suceso dará así comienzo a una investigación policial para determinar qué ha pasado con esa chica: ¿se ha caído accidentalmente, se ha suicidado o alguien la ha tirado?
A la escena llegan primero los rangers del parque nacional, pero también Kyle Turner (encarnado con Bana), un agente especial que se encarga de los casos cuando hay sospecha de homicidio. A pesar de que es un tipo poco colaborativo y con malas pulgas, contará con la ayuda en el caso de su amigo Paul (Sam Neill), jefe de los rangers, y de Naya (Lily Santiago), una joven que ha llegado recientemente al lugar, transferida desde la policía de Los Ángeles.
Así, aunque Indomable apela a una audiencia similar a la de Yellowstone, y tampoco faltan los caballos, los tipos duros y los sombreros de cowboy, aquí no tenemos una saga western sino una serie de investigación criminal con un caso que se extiende a lo largo de la temporada, pero trufado con los dramas personales de los personajes principales y otras subtramas.
Una trama sólida
Como nos hacen saber, Yosemite es un vasto territorio natural del que los visitantes apenas suelen conocer más del 10 %. Eso significa que es un lugar donde es frecuente que haya desapariciones, pero también otros delitos como el tráfico de drogas, además de “okupas” instalados en sus campos o cazadores campando a sus anchas, y donde aún queda algo de la cultura nativa. De ese modo, la investigación del caso se cruza con otras líneas que podrían tener o no relación, incluidas personas que se perdieron hace años entre esos mismos árboles.
Kyle Turner es, en inicio, un poco cliché: ese tipo duro, desagradable, un lobo solitario, pero que a la vez es muy bueno en su trabajo; uno de esos antihéroes que se llevaban tanto en televisión hace unos años. Lo que hace bien Indomable es presentarlo desde ahí, pero luego ir desvelando por qué es así y qué hay detrás de esa fachada, y logra que el personaje rompa el molde de su estereotipo.
Junto a ese acierto, la serie tiene otros: un buen número de giros para amenizar el tránsito por los seis episodios, interpretaciones no brillantes pero sí suficientes y un arsenal de paisajes que son todo un disfrute de ver (a pesar de que la serie nos engañe y se haya rodado en la Columbia Británica de Canadá y no en el verdadero Yosemite y, quizás, a veces se note que algunos planos han sido retocados por ordenador).
Con todo, la ficción logra ser atmosférica y entretenida, aunque tropieza un par de veces. Primero, aunque se notan ciertas pretensiones, no llega al nivel de calidad de otras propuestas de género similar como serían Mare of Easttown y True detective (la primera temporada) aunque lo intente. Si bien en inicio apunta alto, a medida que avanzan los episodios, aunque no nos aburrimos, notamos que no estamos ante algo excepcional, sino, más bien, una serie bastante convencional cuyos engranajes no funcionan mal (que a veces, también hay que decirlo, recurre a alguna solución un poco fullera).
El otro traspiés de este título, tal vez, sea un final no decepcionante, pero tampoco espectacular ni sorprendente. No te deja con cara de imbécil, pero no vas a dar un brinco del sofá. Es una conclusión que puede dejar algo frío, que se puede ver venir un rato antes, pero que no cambia demasiado la percepción que nos queda de la serie ni para bien ni para mal. Por tanto, es una buena opción para un maratón de verano, pero se queda un poco más corta de lo que esperábamos de ella.
Indomable es, en definitiva, una lección sobre cómo se puede construir una obra sólida y emocional sin necesidad de aspavientos. Un thriller que no solo entretiene, sino que respira, reflexiona y se permite habitar en el terreno incierto de la duda moral. Su éxito no es fruto de la casualidad: es el resultado de una narrativa honesta, de una dirección comprometida y de un respeto profundo por el espectador.