Investigan arte rupestre en la selva
El libro es resultado de 14 años de investigación en Chiapas. Cortesía

El arte rupestre en la Selva Lacandona y una arqueología enfocada en la historia de los pueblos mayas son los ejes del libro Arte rupestre en las casas de los dioses, paisaje y peregrinaciones en las lagunas Mensabak y Pethá, Chiapas, presentado por su autor, el arqueólogo Josuhé Lozada, en el canal de Youtube INAH TV.

Esa obra es resultado de 14 años de investigación en la zona, a partir de una perspectiva que toma en cuenta la forma de ver el mundo de las comunidades lacandonas. “Podemos usar categorías más locales para acercarnos a los mundos del pasado y no tanto imponer categorías actuales, modernas, que pueden estar distantes a lo que realmente pasó en la antigüedad”, dijo el autor en la presentación.

El investigador reconoció que las pinturas rupestres fueron un tema medular en su formación académica, pues mientras muchos de sus colegas se enfocaban en la arqueología monumental, él se interesó por este tipo de lenguaje. “Empecé a ver al área maya de manera distinta, ya no tanto esa arqueología enfocada en las elites, sino una más centrada en el pueblo, en la cultura popular”, indica.

Lozada detectó en esta expresión artística un lenguaje poco conocido, el cual le permitió acercarse más a las estructuras cognitivas de los pueblos mayas, su religión, su concepción del mundo, sus problemas o las deidades a las que acudían. “Hay muchos símbolos insertos en el arte rupestre y con una buena metodología es posible descifrar lo que la gente quiso decir en esas pinturas. Me sirvió mucho acercarme a las comunidades actuales, los mayas lacandones”, comentó.

Lozada compartió cómo fue el proceso de elaboración del libro, resultado del trabajo de campo en medio de la selva, donde en ocasiones tuvo que sortear la falta de energía eléctrica, la poca accesibilidad e infraestructura, la fauna silvestre o la dificultad para obtener permisos de las comunidades para investigar.

El autor detalló que algunas de las pinturas datan del periodo Preclásico Tardío (200 a. C.-200 d. C.), antes del esplendor de Palenque, por lo que su hipótesis es que después de plasmarlas, la gente migró a este centro ceremonial, que dio como resultado el gran desarrollo cultural conocido hasta el momento.

Sin embargo, tras el colapso de dicha metrópoli, hacia 700 d. C., por factores como el cambio climático, sobrepoblación, hambruna, conflictos sociales y, sobre todo, la sequía, los lagos de la Lacandona se convirtieron en refugios sociales y de lo sagrado, sustituyendo los grandes templos por las cavernas y los montes, donde nuevamente recurrieron a este lenguaje.