De acuerdo con una investigación realizada por el historiador Guillermo Correa Lonche, el símbolo fundacional de Tenochtitlán, el águila sobre un nopal devorando una serpiente, está registrado en al menos 54 fuentes históricas entre los siglos XVI y XVII, provenientes de materiales pictográficos desaparecidos, códices elaborados por religiosos y manuscritos hechos por extranjeros no españoles.

Con el objetivo de descifrar lo que hay detrás de este símbolo, Correa Lonche publicó el libro El águila y la serpiente. El problema del origen prehispánico del Escudo Nacional Mexicano (INAH. 2023), el cual plantea que las primeras menciones del popular símbolo son esporádicas, y que probablemente su primera aparición fue en 1581.

El investigador detalla que esto es posible porque ahí aparecen dos pinturas del águila sobre un tunal, pero una de ellas con un pájaro y la otra con una serpiente. Correa Lonche expone que Tenochtitlán tuvo una fuerte influencia en sus tierras conquistadas, por lo que es posible que el símbolo naciera en Texcoco, como una forma de no olvidar la historia mexica aún después de la Conquista.

De acuerdo con el historiador, “algún tlacuilo del lago de Texcoco, para no dejar fuera sus tradiciones, introdujo en el Atlas de Durán la imagen donde aparece el águila que devora la serpiente”. “Tenochtitlán cae y aquellos grupos que fueron callados por el imperio mexica pudieron volver a referir libremente su historia. Y todo esto debió haber encontrado una conexión con la religión católica, que fue la que lo impulsó como un símbolo del cristianismo, del bien y del mal”, explica el investigador.

Correa precisa que el águila es un símbolo universal, no solo de México, que puede ser rastreado desde el siglo VI antes de Cristo en culturas mediterráneas y asiáticas.

Obra basada en estudiosiconográficos

Este fin de semana, Correa Lonche presentó su obra en la Feria Internacional del Libro de Coyoacán, al lado de la investigadora Ascensión Hernández Triviño, quien destacó que se trata de una publicación basada en la iconografía y el estudio de pinturas.

“El autor realiza una clasificación en cinco categorías: códices prehispánicos rescatados en las crónicas de los frailes; la obra de los conquistadores; la historiografía indígena y mestiza; los documentos de cronistas extranjeros, pero que no eran españoles; y la tradición de la Crónica X, relatos indígenas sobre las guerras postconquista”, detalló Hernández Triviño.

Correa Lonche detalló que el material tiene más de cien ilustraciones de los códices y crónicas analizadas, y destacó que uno de los aportes más representativos de la investigación es el estudio del cartógrafo alemán Henrico Martínez, quien agregó en su libro Reportorio de los tiempos e historia natural de esta Nueva España (1606) una imagen de un águila devorando una serpiente y la imagen de la Virgen de Guadalupe, “los dos símbolos más importantes de nuestra tradición mexicana”.