La primera vez que J Balvin visitó México, recuerda, en ninguna de las discotecas que conoció escuchó reguetón. En aquel momento Balvin tenía 27 años, y se divertía haciendo canciones, no buscaba impresionar a nadie, ni crear un concepto o influenciar la cultura latina; con el tiempo eso cambió.

“Hubo un tiempo en el que buscamos, en el que ambicionamos mucho llegar a la gente, causar impacto en el público, pero esta pausa de tres años nos ayudó a cambiar esa manera de hacer música”, cuenta J Balvin en entrevista.

Ahora, el colombiano lanza Rayo, su séptimo álbum, y siente que es momento de regresar a esos orígenes, a cuando hacía música por diversión.

“Es una reconexión conmigo mismo y con el público, pero más con el goce y el disfrute de haber hecho un álbum que no se planeó. Yo creo que eso es lo bonito, cuando uno se deja llevar por la vibra de estar en el estudio, de hacer música, como cuando empecé, que no tenía ninguna expectativa numérica, ni de fama, ni de nada, sino de mostrarle las canciones a mi mamá, mi papá, hermana, mis amigos, el amor al arte ‘per se’”, finalizó.