La energía, el hip-hop y un desplante de flow son las palabras que describen el espectáculo de medio tiempo que orquestó el rapero Kendrick Lamar en el Caesars Superdome. El espectáculo otorgó un toque imponente, rítmico y cautivador al Super Bowl LIX que se vivió en Nueva Orleáns, pero no terminó de convencer a los asistentes.
Kendrick Lamar Duckworth, quien protagonizó el Halftime Show del partido entre Chiefs de Kansas City contra los Eagles de Filadelfia, es un artista con 24 años de trayectoria en los que ha recibido distintos galardones, entre los que destaca dos veces el Video del Año por parte de MTV (uno en 2017), un Pulitzer, cinco Billboards y varios Discos de Platino.
En cuatro escenarios distintos, un triángulo, un círculo, una equis y un camino que emulaba una calle oscura con faros en las esquinas, apareció K-Dot sobre un auto clásico color negro, con jeans acampanados y chamarra azul, rodeado de bailarines con indumentaria blanca y negra.
Se sumaron más acompañantes en color azul y los bailarines emularon la bandera de Estados Unidos en varias ocasiones. El nacido en Compton, California, interpretó “Humble”, una de las obras que más le han valido su éxito como rapero.
El ganador de 22 premios Grammy bajó del escenario cuadrado y se desplazó a lo largo de ese camino que aparentaba ser una calle para hacer sonar “Euphoria”, lanzada en 2024 y una de sus canciones más polémicas al ser una crítica al comportamiento de su rival, Drake.
La equis fue adornada con cristales rojos alrededor, en tanto el artista de 37 años cantaba “Peekaboo” y después ponía al público de pie con “Luther”, con la presencia de la cantante SZA, vestida de cuero color rojo.
Aparecieron bailarines vestidos de negro y realizaron su performance en las cuatro figuras; entonces Kendrick se colocó al centro de todo el escenario, rapeando, improvisando, entregando su mejor versión a los aficionados del Caesars Superdome.