La aventura puede llegar a naufragar

Maalouf ha buscado siempre mostrar la diversidad cultural del mundo. Cortesía
Maalouf ha buscado siempre mostrar la diversidad cultural del mundo. Cortesía

“Siento, desde hace años, que el mundo, la civilización, se dirige hacia el naufragio. La aventura humana puede llegar a naufragar”, afirmó el narrador y ensayista francolibanés Amin Maalouf (1949, Beirut, Líbano), ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2025.

Reconocer a Maalouf con este premio, dijo el historiador Carlos Martínez Assad, es significativo para las letras universales, “en particular, para un personaje que ha sido un enlace entre Oriente y Occidente a través de sus diferentes novelas”.

Por unanimidad, el jurado conformado por Lucía Melgar (México), Carmen Alemany (España), Jerónimo Pizarro (Colombia), Xavi Ayén (España), Francisco Noa (Maputo), Alain Mabanckou (República del Congo) y Massimo Rizzante (Italia), le concedió el galardón a “una de las voces más importantes de nuestro tiempo”.

En el acta apuntan que su obra tiene un lugar esencial en la literatura contemporánea porque explora con gran lucidez las fracturas y los mestizajes del mundo moderno. “Sus novelas y ensayos exploran la memoria y el exilio, a la vez que rechazan la cerrazón nacionalista o religiosa. Maalouf da voz a los desarraigados y viajeros de distintas épocas y muestra que nuestras identidades múltiples están constituidas de estratos, de cruces y pasajes, más que de muros. Su pensamiento humanista, crítico y generoso ilumina nuestra época atravesada por conflictos entre culturas y memorias y nos recuerda que la esperanza reside en el reconocimiento de nuestras herencias compartidas”, indican.

Una voz necesaria

En videollamada desde su casa en Francia, Maalouf habló de migración, exilio, de los tiempos oscuros que atraviesa la humanidad y el papel del periodismo en su obra literario: “Hay que tener siempre presente que lo peor nunca es certero, nunca es cierto. Debemos ser capaces de enfrentar este mundo tan horroroso, tan inquietante, pero también tan fascinante y debemos sobrevivir a esta civilización peligrosa que nos hace pensar en tumultos futuros próximos; debemos encontrar la fuerza para sobrevivir y rebasar este periodo tan peligroso que vive la humanidad”, dijo el también ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2010 y autor de León, el africano, su novela más famosa.

De cara a un escenario así, Maalouf dijo que encuentra la fuerza en el progreso científico extraordinario de las últimas décadas, aunque “una de las características de nuestra época es que la tecnología nos llega con un modo de empleo técnico, pero no con un modo de empleo moral”.

Carmen Alemany, académica española y representante del jurado, destacó el carácter ensayístico de su obra: “Hasta ahora tampoco se habían premiado autores que tuvieran también un carácter ensayístico, el carácter periodístico. En ‘León, el africano’ él ya está dando luces de lo que está sucediendo hoy en día, de manera que esto fue muy importante para el jurado. Una voz necesaria para lo que está pasando en nuestros días. Es un autor muy premiado, muy reconocido internacionalmente, la FIL también necesitaba ahora una voz premiada como la de él”.

Maalouf ha buscado siempre mostrar la diversidad cultural del mundo, dijo Martínez Assad: “En particular en lo que son todas las primeras obras del mundo mediterráneo. Es un personaje que aporta mucho al concepto de la cultura libanesa, que tiene autores muy apreciados. Es un fuerte representante por los temas que ha abordado en sus obras que resultan con un lenguaje muy adecuado, fácilmente inteligible, aunque no esté hablando de los temas más complicados”.