La hemofilia era considera un “mal de reyes” porque afectó a la familia real de Inglaterra en el siglo XIX y a los zares en la antigua Rusia, pero en realidad es una enfermedad genética que tiene una incidencia de un caso por cada 10 mil nacimientos en varones.

Se considera que es una enfermedad rara por su baja frecuencia. La hemofilia provoca hemorragias que ocurren comúnmente en articulaciones como rodillas, tobillos y codos, aunque se registran también en órganos internos.

La severidad de la enfermedad puede ser leve, moderada o grave, y se determina por la cantidad del factor presente en la sangre. La expectativa de vida de una persona con este padecimiento era de unos 14 años. Actualmente, y con los avances en las terapias es de 74 años, similar a la de una persona que no sufre la enfermedad.