La luz de Amy Winehouse era tan potente que se consumió con gran rapidez, tan solo ocho años sobre los escenarios bastaron para que se ganara su pase a la inmortalidad, no solo por ser una artista que revitalizó el R&B y el soul, también por la tragedia que envolvió su vida y la llevó a un fatídico destino que cortó de tajo una de las carreras musicales más prometedoras del siglo XXI.

El 14 de septiembre, pero de 1983 nace en Londres Amy Jade Winehouse, en el seno de una familia judía de origen modesto, Mitchell su padre era conductor de taxi y Janis su madre una farmacéutica, esta futura estrella ya tenía un hermano mayor Alex. El amor por la música le vino a través de su papá, quien le cantaba temas que hizo famosos Frank Sinatra, que le gustaron tanto a esta niña que en la escuela tenían que pedirle que parara de cantar.

A los nueve años vivió dos momentos que marcaron su vida, el divorcio de sus padres y su ingreso a la Escuela de Teatro de Susi Earnsh, donde su contacto con el arte fue definitivo. A los 10 tuvo su primera banda de rock, llamada Sweet’n Sour. Con menos de 15 años comenzó a tocar en bares de Londres con una banda de jazz femenina.

Tenía tan solo 16 años cuando firmó su primer contrato con con el productor Simon Fuller en 1999, con quien permaneció hasta 2002, un año después fue EMI quien la recluta y es ahí donde conoce a Salaam Remi, quien produciría sus dos álbumes. Frank (2003) fue su primera producción discográfica, en la cual la mayoría de las canciones estaban coescritas por ella y con una marcada influencia del jazz. El disco recibió buenas críticas y Amy recibió sus primeras nominaciones a los Premios Mercury Music y a los BRIT Awards, además de ganar el premio Premio Ivor Novello (enfocado a compositores) por su canción “Stronger than me”.

Es en esta etapa cuando conoce a Blake Fielder-Civil, su punto de quiebre de Winehouse, porque comenzó con él una relación tóxica, donde hubo infidelidad por parte de él, ya que seguía viendo a su exnovia mientras estaba con la cantante, hasta que decidieron terminar, fue entonces que Amy comenzó a tomar antidepresivos y a luchar nuevamente contra la bulimia, un mal con el que había batallado en el pasado. Este episodio dio paso a uno de los discos más destacados en lo que va del siglo, Back to black (2006), este fue dedicado a Blake pero también fue el que la catapultó a la fama.

Pronto se convirtió en el disco número uno en Gran Bretaña y en Estados Unidos logró un disco de platino y una nominación a los MTV Video Music Awards de 2007, además de ganar cinco premios Grammy, un récord que pocos artistas han alcanzado, como Beyoncé.

La etapa de recuperación que Amy logró se vino abajo, cuando en 2007 decide darle una segunda oportunidad a Blake. Esta vez contraen matrimonio en Estados Unidos y ella comienza a consumir drogas duras como heroína, crack, cocaína, ketamina y alcohol. A partir de este momento todo fue cuesta abajo para la intérprete.