La ofrenda del joyonaqué en los altares

Los ramilletes o joyonaqués son parte importante de un altar zoque, ya que además de ser una ofrenda, son parte de la identidad de esta cultura que habitó gran parte del estado de Chiapas.

Cabe resaltar que para esta tarea se requiere dominar una técnica y contar con el reconocimiento de la comunidad, porque quienes se dedican a fabricar estas ofrendas son considerados maestros. En ese sentido, ahora se tiene una mayor apertura porque también las mujeres pueden elaborar los joyonaqués, algo que antes no se permitía.

En entrevista con Manuel de la Cruz Hernández, primer maestro ramilletero, expuso que él hace un joyonaqué especial, que es más pequeño que los que se colocan en el altar, y que sirve para “florear” a las personas que van a recibir un cargo como mayordomos o priostes, o cuando fallece alguna autoridad de la cofradía o mayordomía.

Dijo que estos ramilletes se adornan con tres orquetitas y dos palitos, y que al final, cuando se va florear a la autoridad, se elabora otro bastoncito o “chocolatito” que es el bastón de mando con el cual, cuando se recibe el cargo, se tiene que confirmar que se servirá a las deidades con luz y voluntad, y se reafirma el compromiso de que se le tendrá que realizar su fiesta como es costumbre.

Generalmente este ramillete se realiza en la Mayordomía de las Virgencitas de Copoya, donde él fue nombrado. Detalla que su elaboración es un poco más complicada que la de la ofrenda convencional, porque se trabaja con pétalos de flor de mayo o hawaiana.

Manuel de la Cruz Hernández puntualizó que aprendió gracias a las enseñanzas del maestro Antonio Escobar (q.e.p.d.), de Copoya, y que él lleva en esta comunidad 17 años. Por otro lado, afirma que si a uno le gusta y tiene voluntad, sí se puede aprender a dominar la técnica para hacer los ramilletes, porque de lo contrario sería muy difícil.

Con lo anterior concuerda Rosel Hernández Mendoza, segundo maestro ramilletero de la Mayordomía Zoque de Tuxtla Copoyita Rosario, quien explica cuáles son los materiales que utiliza para el joyonaqué.

Indicó que cada joyonaqué está conformado por 54 cigarritos que están elaborados con hoja de mango común; en la parte superior lleva un cabezalito hecho de un lirio conocido como palenque o reinita, y en la parte superior lleva flor de la temporada; en el centro se colocan figuras como calvarios o custodia, adornados con estrellas, gallitos o chupamiel.

Rosel Hernández, que tiene 20 años de estar inmerso en la Mayordomía Zoque, refiere que a él le costó poco aprender esta labor porque desde el primer momento le gustó mucho y eso le facilitó adquirir los conocimientos hasta ser el segundo maestro ramilletero.

Dijo que estos son una ofrenda que se entrega a la deidad que se está celebrando, y que son considerados prehispánicos, porque después de la colonización se integraron otras figuras, pero originalmente en el centro solo debería ir el cero, el sol, la luna y la estrella.

Ambos maestros fueron entrevistados en las vísperas de la celebración a Manuel Salvador del Mundo, el santo patrono de la ermita El Cerrito.