La tierra siempre ha sido motivo de conflicto
Juan González Esponda en una de sus presentaciones. CP

“Chiapas es un estado eminentemente rural. Tanto su economía, su cultura y sociedad tienen un fuerte arraigo en la tierra y su control siempre ha sido motivo de conflictos”, refiere De la finca al ejido, escrito por el maestro Juan González Esponda.

Este libro, que forma parte de uno de los cientos de volúmenes que alberga el Museo de Café de Chiapas, da una idea general sobre la fundación de los ejidos en el primer valle de la Frailesca, entre 1915 y 1940. Entre estos destacan Villaflores, Villa Corzo, Francisco Villa, Guadalupe Victoria, Villa Hidalgo, 16 de Septiembre, Ignacio Zaragoza y Cuauhtémoc.

Luego de su investigación, el autor llegó a la conclusión de que la tierra es casi la única fuente de riqueza en el estado y que el poder gira en torno a esta, por lo que a lo largo de la historia se han presentado varios hechos de violencia, particularmente entre los siglos XIX y XX.

“A diferencia de otros estados de la República, en Chiapas la Revolución no tuvo un carácter campesino ni mucho menos fue una expresión de resistencia, ya que los finqueros rebeldes se abocaron en la defensa de sus intereses particulares, especialmente de la tierra, en cuyo monopolio se encuentra el origen de su poder”, detalla en el libro.

Fermín Ledesma Domínguez, investigador del Programa Nacional de Etnografías de las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio, INAH, apunta que la región estudiada en De la finca al ejido “resulta de vital interés puesto que es el área de influencia del ‘mapachismo’, un movimiento contra revolucionario iniciado en 1914, que entre otras cosas se oponía a la liberación de mozos y a la reforma agraria, pero sobre todo, se autodenominó como origen de la ‘familia chiapaneca’, élite que ocupó los cargos de poder en el periodo posrevolucionario”.

Para realizar la ardua tarea de investigación, González Esponda indagó en el Registro Agrario Nacional para consultar documentos sobre cómo fue la repartición de tierras en dicha zona. El maestro destaca que su único fin es narrar que lo que realmente sucedió entre 1915 y 1940, no desde su punto de vista, sino apegado a la documentación de aquellos acontecimientos.