La actriz Laisha Wilkins, quien denunció ante la Fiscalía General de la República la agresión que sufrió la semana pasada por parte de un hombre que pegaba propaganda política, dice que espera que cada vez más ciudadanos acudan ante las autoridades para denunciar estos delitos.

“Considero que el problema es ciudadano, porque había muchísimas personas en ese momento que vieron que se estaba violando la ley y nadie lo señaló. Así que el problema no está en la presidencia o en los colores del partido, porque los políticos, antes de serlo, fueron ciudadanos, entonces el problema es algo de raíz”, comentó.

Wilkins espera que su denuncia incite a la ciudadanía a hacer lo mismo en caso de ser víctimas, o si ven que se comete un delito electoral. “Si no empezamos a señalar la corrupción o a aquello con lo que no estamos de acuerdo, si todos juntos no hacemos comunidad en esos temas, entonces nada va a pasar”, argumenta.

En días recientes, Wilkins grabó a un hombre que pegaba propaganda de Morena en la ciudad de México, y lo hacía encima de carteles de otros partidos. El hombre reaccionó de manera violenta. “Quiero aclarar que inmediatamente las autoridades, colectivos, abogados penalistas y otros se acercaron para dar con la persona. Agradezco que ofrezcan su ayuda, pero como ciudadana común y corriente fui a levantar la denuncia ante la Fiscalía y fui tratada con mucho respeto. También sé que es complicado hacer algo sin pistas, sin nexos o una matrícula de un auto; sé que será un proceso complicado y creo que quien lo conozca tiene que decir ‘esa persona fue’”, añadió.

La actriz señala que ese día ella caminaba por la colonia Roma, y fue cuando vio que estaban pegando propaganda: “Veo a dos personas riéndose e incumpliendo la ley; quiero aclarar que soy apartidista, pero el incumplir la ley con ese gozo y esa impunidad a plena luz del día, con muchas personas y tránsito... me dio mucho coraje”.

El hombre, al darse cuenta que lo grababa, intentó golpearla. “Le dije que los estaba grabando, entonces el hombre me dio un manotazo, mi teléfono voló y cuando lo recuperé me volvió a empujar; corrí a la esquina y él me siguió, me dijo una grosería y me lanzó un puñetazo; no me tocó ni un pelo, pude esquivar los golpes, pero si no los hubiera esquivado, su complexión y la mía son distintas; pude terminar con la mandíbula rota”, detalló.