"Sara Regalado * CP. Es el primer año en que a don Gustavo Narcía le toca dirigir las fiestas de su pueblo, lugar que lleva el nombre de uno de sus parientes. Se trata de la comunidad o colonia Galecio Narcía, localizada en el municipio de Chiapa de Corzo, rumbo al aeropuerto ""Ángel Albino Corzo"" y que tiene como vecina a la colonia Distrito Federal.

""Por acá hay mucha 'narciada'"", dice el presidente del patronato en el momento en el que una enrama va entrando al centro de la colonia, en donde se encuentran dos quioscos y la Iglesia de San Isidro Labrador.

A la procesión que lleva la enrama en honor de Corpus Christi, además de la música de tambor y carrizo, la acompañan el venado y el gigantillo, como se le conoce a aquel niño que venció al gigante, otro personaje de esta danza que es original del pueblo de Suchiapa.

En la entrada del atrio de la iglesia, los tigres, sumisos y haciendo reverencia, esperan a la procesión y a quien los someterá con el chicote: el venado.

Como recuerda el señor Felipe Flores Trujillo, esta danza de más de 400 años de antigüedad fue adoptada en 1976 por los habitantes de Galecio Narcía: ""Fue en mi casa donde hicimos las cabezas del gigante y el venado, y ahí ensayaron para la danza de los tigres, que al inicio nada más eran cinco, y ahora son casi 30 por cada danza"".



Llegada de la danza

a Galecio Narcía

""Nosotros teníamos la costumbre de ir a traer de Suchiapa al Señor para hacerle su novena aquí y lo devolvíamos el martes antes del Jueves de Corpus. Pero empezaron con pleitos porque creían que yo me quería robar al Señor. Yo les decía que no se podía robar a ese santo porque no había otro como él, no era tan fácil cambiarlo, porque rápido se reconoce y, además, no era mi intención hacerlo"", recuerda don Felipe, quien desde joven comenzó a aprender y a transmitir las danzas y la música del baile del tigre, el venado, el gigante y el gigantillo.

En medio de esta disputa, un día, de la colonia Cerro Hueco, de Tuxtla Gutiérrez, llegaron a Galecio Narcía a ofrecer otra imagen del Señor. ""Lo dimos a conocer en asamblea general y toda la gente dijo que sí, que era mejor uno para nuestra colonia"", relata. Auque desde antes de la llegada de esta imagen ya se llevaba a cabo la danza, este hecho vino a reforzar la tradición que desde entonces sigue heredándose a las nuevas generaciones. (Continúa en la página D4.)

Esta danza tradicional y llena de sincretismo viene de la historia que se cuenta sobre la aparición del Señor en un palo, en el municipio de Suchiapa. Según relata don Felipe, el día que apareció el Señor, una persona que se dedicaba a buscar colmenas ""encontró un palo bien limpio, entonces oía que retumbaba el palo y pensó que tenía colmena, rompió el palo y relumbraba, decidió dejarlo así e ir a avisar al rey para que fuera a ver lo que había encontrado"".

Y continúa la narración: ""Se fueron la reina, los dos príncipes y el rey al lugar y se llevaron una gran sorpresa cuando llegaron y vieron que el tigre olía y rasguñaba el palo ya abierto, además de que un venado estaba jugando alegremente alrededor del palo y el tigre.

""Se quedó parado el rey con su gente viendo lo que estaban haciendo los animales, cuando en eso bajó un hombre grande con su espada en la mano, que es al que llaman el 'gigante', y de repente salió otro muchachito con su arco y le empezó a tirar flechas al gigante; éste sólo se cubría, pero entonces el muchacho tomó su honda y agarró a pedradas al gigante hasta que lo corrió. El rey vio que triunfó el chamaco, se quitó la corona y coronó al niño por haber triunfado en la batalla que tuvo con el hombre"".

Don Felipe Flores asegura que esa historia estaba escrita en un ""libro de idioma"", pero que ""una tal Mercedes Toalá vendió el libro, porque ella no entendía lo que decía"". Además, se cuenta que del palo donde apareció el Señor salía una música de carrizo, que fue retomada y aprendida para que con ésta se amenizaran las danzas.



Ritos y costumbres

En la fiesta de Corpus Christi de Galecio Narcía, que se prolongará hasta el próximo sábado, primero se reciben enramas y veladoras. Después, dentro de la misma iglesia o en el atrio de ésta, se realizan las danzas tanto del venado y el tigre como del gigante y el gigantillo. Estos bailes resultan toda una proeza, pues durante horas tanto el venado como el gigante cargan un atavío de varios kilos y con éste ejecutan las danzas. Por su parte, los tigres realizan sus danzas todo el tiempo a gatas y haciendo reverencias. Además de la máscara, portan un traje completo amarillo con manchas negras y el signo de la cruz y de la hostia.

Por último, el gigantillo, que debe ser representado por un niño de tres o cuatro años, con esfuerzo y concertación logra sacar los pasos ataviado con una gran corona y cargando su arco. Pero llega un momento en que, a casi 40 grados centígrados, necesita reponerse para que no caiga de insolación o deshidratación. A pesar del esfuerzo, todos representan con orgullo y compromiso a cada uno de los personajes.



De milagros

Esta danza también se realiza en el mes de agosto, pues en una época de sequía piden al Señor que les mande lluvia o, en su defecto, si ya está lloviendo, agradecen por el agua. Según relató Gustavo Narcía, en un año en el que ya llevaban varios meses sin lluvia, decidieron llevar al Señor en procesión con danzas y música a las milpas: ""Esa noche llovió a cántaros, todos veneramos al Señor"".

"