Los relatos del moyó y la tsahuatsan
Uno de los libros que hablan del moyó. Cortesía

La historia del moyó fue plasmada por Donald y Dorothy M. Cordry en el libroTrajes y tejidos de los indios zoques de Chiapas, México, publicado por el gobierno del estado de Chiapas y el grupo editorial Miguel Ángel Porrúa, en 1988.

El siguiente relato, que tiene relación, se encuentra en el libro Los zoques de Tuxtla, editado por el Ayuntamiento Municipal: “El moyó son bolas de fuego que viven en las montañas. Son muy viejos pero lucen como niños de diez años. Traen látigos que en realidad son serpientes.

“Una vez, un niño que regresaba de su milpa, alguien lo llamó, (él) vio hacia arriba y observó a un moyó sentado en un árbol. Dijo el moyó: ‘¡Dame mi látigo!’ (dijo eso porque sin su látigo no pueden volar; además está prohibido a los moyó tocar el suelo, por lo que no podía recoger su látigo). El niño vio pero en lugar de un látigo vio una serpiente. Le dio mucho miedo y contestó así al moyó: ‘Esto no es un chicote, es una serpiente’. El moyó contestó: ‘Es mi chicote’. Rogaba y suplicaba: ‘Si me das mi chicote, te limpiaré tu milpa. La limpiaré muy bien, solo que no vayas mañana porque estaré trabajando’.

“El niño tomó una larga vara y con cuidado levantó la serpiente hasta donde estaba el moyó. Cuando el moyó la tuvo en las manos, desapareció tan rápidamente que el niño no se dio cuenta de lo que había pasado. Cuando el niño volvió a su milpa se encontró con que el moyó la había limpiado”. El texto se encuentra en la página 35, en el capítulo “Los zoques de Chiapas: una visión etnohistórica”, que suscribe Andrés Fabregas Puig.

Más adelante hay un relato escrito por Donald y Dorothy Cordry en el que hablan de la tsahuatsan: “La Tsahuatsan es una serpiente gigante, con siete cabezas, que vive en las cimas de las montañas. No tiene una morada fija sino que es transportada de un lugar a otro por el moyó, o bola de fuego, con su látigo de serpientes. Cuando está en el aire viaja con las grandes nubes y emite un sonido agudo. En donde quiera que caiga forma un lago. Usualmente va y viene del Mactumactzá”.