El reciente anuncio de que Como agua para chocolate, de Laura Esquivel, será una serie televisiva para HBO-Max , puede hacer pensar a cualquiera que se tratará de un éxito por definición, pero el camino podría no ser tan sencillo. Hace 31 años, el director de la versión cinematográfica, Alfonso Arau, incluso se puso a llorar sobre una banqueta de la colonia Condesa, en la Ciudad de México, al ver el trato que la cinta recibía en las salas exhibidoras y la respuesta del público.
En 2012, con motivo del 20 aniversario de la historia, Arau platicó de los sinsabores experimentados con Como agua para chocolate, en la cual casi nadie creyó en México. La película sólo estuvo dos semanas en cartelera, por varias situaciones. En el entonces cine Belle Époque (hoy Lido, en la Condesa) se proyectó con un pésimo audio y poca iluminación. El realizador estaba entre las butacas cuando escuchó que una mujer le pidió a otra cambiarse de asiento, porque en otro lado de la sala se habían reído con un diálogo y ella no había alcanzado a escuchar: “Me salí y me puse a llorar en la banqueta, me deprimió mucho ese comentario”, recordó Arau.
El rodaje costó 20 millones de pesos, cuando en aquel momento el promedio para una cinta mexicana era menor al medio millón de pesos. Y cuando se estrenó durante el primer cuatrimestre de 1992, la crítica la destrozó. Para el elenco echó mano de actores que apenas acababan de salir de la escuela, como Lumi Cavazos y de su prima hermana, Regina Torné, para el papel de la mamá que hace sufrir al estelar.
La cinta se filmó durante tres meses en el desierto de Coahuila, a media hora de Ciudad Acuña. Y el dinero comenzó a acabarse, así que cuando tenía que hacer una escena romántica con los personajes principales, con fuegos artificiales, ya no había lo suficiente. Y ocurrió un milagro. “Empezó a llover y a haber relámpagos fuertes, entonces me fui con las cámaras al cuartito donde se hacía la escena y tuvimos esos fuegos artificiales que regaló Dios”, narró Arau.