En días recientes se dio a conocer que el narrador chiapaneco Luis Antonio Rincón García es el ganador del Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo 2020, por su historia La nana Concepción, y sobre esto habló en entrevista para Cuarto Poder.
Respecto a la obra, los integrantes del jurado calificador del galardón, Enriqueta Nava Gómez, Federico Corral Vallejo y Guadalupe Ángeles, señalaron que “se entrelazan las miserias de la vida como protagonistas, puede sentirse el poderío mismo de la existencia. Escrita desde la entraña, posee hilos melodramáticos que hermanan los elementos de la tierra con el agua”.
Destacan que “su precisión literaria la distingue sobremanera de las novelas participantes; en ella pervive la poesía y se amalgama a lo más profundo de las protagonistas a través de un ritmo vertiginoso, emocionante; además, muestra a un par de personajes atípicos, interesantísimos, cuyo encuentro, en el corazón de la desgracia, potencializa la fuerza que los hace únicos en el ámbito de la literatura mexicana”.
Sin duda, agregan, “es una historia genuina, redonda y original, sin desperdicio. Lo principal en su narración es la emotividad que despierta la capacidad de asombro, además de las ganas de seguir leyendo, aun cuando la historia ha terminado. Posee además costumbres, creencias y voces de nuestros pueblos originarios, que la enriquecen. Pocas narraciones existen de corto aliento que nos permitan disfrutar la lectura con tal intensidad, ello gracias a las hazañas vividas por las protagonistas”.
Nuevamente traes a Chiapas un premio literario. ¿Cómo te enteraste y aplicaste para este?
Fui ayudado por la casualidad. Yo empecé a escribir esta historia en agosto del 2020, ya la traía rondando en la mente desde varios meses atrás, y la terminé a finales de octubre, quizá principios de noviembre. Como hago en la mayoría de las ocasiones, una vez terminada se la envié a mis primeros lectores, gente cercana y que desde el cariño suele ser muy crítica. Una de ellas me regresó el escrito con sus comentarios, y además me envió la convocatoria del concurso. Quedaba poco tiempo para que se cerraran las inscripciones, así que debí apresurarme para corregir y enviar la obra.
¿Sabes si es la primera vez que el Premio de Novela Breve Amado Nervo se lo lleva un chiapaneco?
Creo que sí. No he visto la lista completa, pero precisamente eso fue lo que me comentó vía telefónica uno de los organizadores: que era el primer chiapaneco en ganar el concurso. Sin embargo, no podría asegurártelo.
¿A qué crees que se deba que hayas ganado este certamen?
Supongo que entra en juego la madurez, el crecimiento que con el tiempo y el trabajo he ido sumando como escritor. Se trató, además, de una historia que estuve madurando durante un largo rato, que ya la tenía bastante dibujada en la mente desde antes de escribirla.
Por otro lado, ha sido la novela que, hasta ahora, más he disfrutado durante la escritura. Realmente fue un deleite, no me importaba si en todo el día avanzaba un par de páginas, cinco o simplemente lograba que un párrafo quedara a mi gusto, con la palabra y la construcción precisa. Intuyo que eso se percibe en el escrito y terminó por gustarle al jurado, que fue muy generoso para señalar los puntos que le gustó de la historia.
¿Por qué crees que es importante que instituciones como la Universidad de Nayarit sigan realizando este tipo de concursos?
Es indudable que una de las razones de ser de las instituciones educativas es promover la cultura, el conocimiento, las bellas artes. En ese sentido, todas las universidades debieran estar comprometidas con la creación de espacios en que la literatura, la música, las artes visuales, puedan ser expuestas y acerquen el trabajo de los artistas al público.
Este tipo de certámenes son, precisamente, parte de ese ejercicio democratizador y promotor de la cultura; amén de que brinda varios incentivos a los creadores, que las más de las veces trabajamos en solitario y no siempre vemos los frutos de nuestro quehacer.
¿Cuéntanos cómo nació la idea de la novela La nana Concepción?
Desde hace un largo rato venía acariciando la idea de escribir la historia de una mujer de la tercera edad, y quería, además, que fuera como muchas adultas mayores que he conocido: fuertes, aguerridas, de mirada y formas poderosas, dispuestas hasta el final a encarar el desafío de la vida. Esa búsqueda, que duró meses, se fue redondeando de a poco. No podría delinear con precisión el proceso. Solo sé que de pronto se me ocurrió establecer una relación entre esta mujer y una chica joven que pudiera ser su adversaria, para entonces encararla juntas a una serie de dificultades que atentaban contra su vida. Fue así como, poco a poco, hilo tras hilo, fui bordando la historia que, también de forma deliberada, tiene un ritmo trepidante.
¿Qué es lo que el lector encontrará en esta historia?
Encontrará una historia que, aun siendo breve, está estructurada en distintos niveles de lectura, con rápidas trampas narrativas que solo se pueden comprender hasta el final. También va a toparse con una serie de situaciones estresantes, de pronto con pasajes poéticos y, además, con una serie de momentos que le pueden acarrear cuestionamientos morales y éticos.
No quiero contar muchos más detalles, para no predisponer a los posibles lectores con mi interpretación de la historia —cada uno hará su propia interpretación— y con el deseo de que, después de leerla, puedan ellos decir qué fue lo que ahí encontraron.
¿La novela está dirigida al público infantil y juvenil?
No. En esta ocasión volví a “la otra literatura”, la literatura para un público adulto, aunque, considero, puede ser leída por jóvenes con un buen desarrollo lector. En varios momentos utilizo un lenguaje que no sería aceptado por los pedagogos en una escuela, esa quizá sea la gran limitante. Sin embargo, más allá de que no la haya escrito para ese público, eso no quita que el público lector, sobre todo juvenil, pueda apropiársela. El tiempo lo dirá.
¿En tu obra experimentas con alguna temática o un estilo nuevo?
Efectivamente, juego de otra manera con la sintaxis, apelo al juego de sonidos que tiene cada palabra para acelerar el ritmo o para transmitir la ansiedad y desesperación de los personajes. Combino elementos de la tierra, el agua y el cosmos, como parte de la cotidianidad. De cualquier forma, y esto me lo dicen los dos primeros correctores que ya vieron el estilo, mantengo mi voz narrativa y el juego que suelo hacer con las distintas formas de ver la realidad en nuestro entorno cotidiano.
¿Cuánto tiempo te llevó escribir la novela?
Tardé entre dos meses y medio y tres meses. No recuerdo con precisión cuándo comencé a teclearla. Sí te puedo decir que la hice de manera muy lenta para mis estándares. No necesitaba avanzar rápido porque el disfrute de la escritura fue mayúsculo. Ahora, si consideramos desde la primera concepción hasta que la envié a concursar, el tiempo se va a poco más de año y medio.