Luis de Tavira recibe Medalla José Vasconcelos
El Seminario de Cultura Mexicana otorga este galardón a protagonistas del arte y la ciencia, por el impacto de sus trayectorias. Cortesía

El dramaturgo, director y ensayista Luis de Tavira recibió la Medalla José Vasconcelos 2024, que desde 1999 le otorga el Seminario de Cultura Mexicana a ciertas figuras, protagonistas del arte y la ciencia, por el impacto y aportes que sus trayectorias han tenido para el país. El arquitecto Felipe Leal, presidente del Seminario, y el maestro Sergio Vela, miembro titular de dicha institución, acompañaron a Tavira en la ceremonia de entrega.

Cuando fue su turno, Leal reconoció el enorme conocimiento que Tavira tiene sobre la historia del teatro en México y mencionó a Tavira como continuador del espíritu vasconcelista: “Necesitamos la cultura para la educación y la educación para la cultura”. Mientras que Vela resaltó, por ejemplo, el peso que el trabajo del director ha tenido tanto en la teoría como en la práctica teatral mexicana de las últimas décadas y leyó fragmentos de Hacer teatro hoy, reunión de ensayos que El Milagro editó en 2006 y que puede interpretarse como una especie de credo escrito por Tavira sobre el papel del director de escena.

“La figura de Luis de Tavira destaca por la transmisión del conocimiento del teatro, tanto en sus aspectos conceptuales, hermenéuticos, históricos, filosóficos, como en la praxis teatral que, en última instancia implica ese hacer del drama —‘drama’, en griego, no es más que acción—”, fueron las palabras de Vela.

Uno de los aspectos más interesantes del discurso de Tavira fue su recapitulación del teatro del siglo XX mexicano, y el punto en el que la SEP y la UNAM asumieron como públicos los proyectos teatrales de Celestino Gorostiza y Julio Bracho: “El teatro en la historia de México se convirtió en un asunto de Estado y se adjudicó la responsabilidad de dotar a los gobiernos de una infraestructura y un presupuesto”.

Tavira se refirió también el surgimiento en México de un incipiente teatro público, que estableció la organización y la producción como tareas de las administraciones públicas. El teatro entendido no como “resultado de un mecenazgo ilustre ni como el negocio de una empresa comercial, situada en el contexto conceptual que conforma las instituciones públicas”.