Luisa Valenzuela, seis décadas de creación
Es autora de novelas como Hay que sonreír (1966) y Fiscal muere (2021). Cortesía

“Pienso que la relación pasional con la literatura, o con esa escritura que nace de la nada, permanece constante, aunque con diversas variables. Cada obra es un nuevo y diferente desafío. Por eso mismo intento volver a encararlo”, afirma la escritora argentina Luisa Valenzuela (1938).

Así define la novelista, cuentista y ensayista, en la antesala de sus 85 años, que cumplirá el próximo 26 de noviembre, su relación con la literatura en esta etapa de su vida, en la que ha explorado la palabra escrita durante seis décadas y media.

“La cifra me espanta, si la pienso así; pero, como al tiempo lo mido por logros y experiencias (muy ricas, aunque no siempre felices). Estoy satisfecha y, sobre todo, agradecida de haber llegado hasta acá con una suculenta historia de vida y de realizaciones y logros”, comenta la narradora desde Buenos Aires en entrevista con Excélsior.

La autora de las novelas Hay que sonreír (1966) y Fiscal muere (2021) estará en la 31 Feria Internacional del Libro Monterrey el sábado 14 de octubre, donde recibirá, a las 16:00 horas, el cuarto Premio Nuevo León Alfonso Reyes, dotado con 500 mil pesos, por su destacada trayectoria.

Sobre cómo logra llevar a buen puerto cada aventura literaria que emprende, quien escribió su primer cuento, “Ciudad ajena”, a los 17 años explica que “ahí radica el tesón, la fidelidad al lenguaje y a lo ya escrito, la búsqueda de una sinceridad profunda, la experiencia. No siempre se logra y hay que ser despiadada. El canasto de papeles está al alcance de la mano”.

Quien ha vivido largas temporadas en París, Barcelona, Nueva York y México ha comentado que no le agrada hacer mapas ni planes previos a escribir sus historias. “Pensándolo bien, no es que no me guste; es que no lo logro. Me sale pésimo escribir sobre lo que ya conozco. Aburridísimo. Por eso me largo a la exploración en busca, como bien aconsejaba Grace Paley, de lo que no sé sobre lo que sé”, declara.

¿Te sigues considerando una narradora incómoda?, se le cuestiona. Y responde: “Quizás esa pregunta habría que hacérsela a quienes me leen o eligen no leerme. Por mi parte, pienso que la comodidad (el área de confort) no es un lugar donde apoltronarse si queremos escribir en serio”.

La autora de Novela negra con argentinos, Aquí pasan cosas raras y Cambio de armas escribe desde hace cinco años una novela especial, en la que abordará el mal y retomará la figura del ministro y policía argentino José López Rega (1916-1989), conocido por su influencia sobre el tres veces presidente de Argentina, Juan Domingo Perón (1895-1974).

“Me avergüenza decir que no la he terminado. Ni la empecé, casi. He ahí un desafío que me supera”, agrega. “Pero te confieso algo: acaba de reeditarse mi vieja novela de ruptura, El gato eficaz, aparecida por primera vez en México en 1972. ¡Imagínate! La crítica la ha leído como muy actual. Creo que de ese humor negrísimo, de ese desparpajo verbal puedo inspirarme para encarar este texto que me elude (o que yo eludo)”.

Valenzuela destaca que, en este lapso, publicó la novela política Fiscal muere; el libro de crónicas personales de las pestes, Los tiempos detenidos, encierros y escritura; y una selección de sus crónicas periodísticas, La mirada horizontal. “Ya ves, la parálisis lopezreguiana no me impidió seguir produciendo. Y tengo otras obras en ciernes”, añade.

Respecto a su pasión por las máscaras y la literatura indígenas, la presidenta del PEN Argentina indica que las últimas máscaras que adquirió fueron de una ceremonia guaraní-chane del Chaco paraguayo, el Arete Guazú, al que asistió en febrero pasado. “Y acaba de cerrarse una bella muestra de mi colección de máscaras, que tuvo lugar en el Centro Cultural del Parque España, en la ciudad de Rosario”, abunda.

Sobre el reconocimiento que recibirá en la capital regia, dice: “No tengo palabras para expresar mi emoción y agradecimiento. Es como sentirme bajo el aura de Alfonso Reyes, el gran maestro de nuestra lengua; de Borges, según su propia confesión, de Fuentes, que lo frecuentó desde niño. Y hasta de mi tío, Juan Valenzuela, quien hablaba maravillas de don Alfonso, porque fueron embajadores cruzados y firmaron importantes tratados diplomáticos”.

Agrega que el premio es para ella “un abrazo enorme, también de México, país que amo. Para abreviar lo infinito de esa magna obra, te diré que un aforismo de Reyes es el motor de mi literatura y lo será de la conferencia ‘Tiro de una palabra y se me viene encima el universo’”.