El retorno a Guadalajara —luego de una larga estancia en la Ciudad de México, luego en Europa, y un importante periodo en Oaxaca— para instalarse a 70 kilómetros de Ahualulco de Mercado, su terruño, un municipio localizado en la región de Valles de Jalisco, llevó a Ernesto Lumbreras a regresar a los años del final de su infancia para desde ahí reconstruir su paraíso perdido y reedificar su pueblo con sus personajes y su cotidianidad.
Igual que lo han hecho otros escritores, como Juan José Arreola con La Feria; Camilo José Cela con La colmena; la recreación de la infancia de Luis Cernuda en sus poemas en prosa Ocnos; y Juan Ramón Jiménez con Platero y yo, que reelaboraron sus paraísos perdidos, Lumbreras escribió Ábaco de granizo (Era Ediciones, 2022), un libro de poemas en prosa, de viñetas recuperadas desde la memoria y la nostalgia por su Ahualulco de Mercado.
“Este es un álbum del fin de mi infancia, de ese momento de transición del paraíso perdido, porque solamente hay paraísos perdidos. Tengo 56 años y no es que el presente me resulte anodino, lo cierto es que el pasado se torna una invitación seductora y la niebla de esos días pretéritos empieza a levantarse y la reconstrucción de la memoria vuelve más contundentes, más diáfanos esos días de mi infancia, y en consecuencia, ese paisaje humano, ese paisaje rural de Ahualulco de Mercado, una población ubicada en los valles centrales, muy cerca de la población más célebre de la región que es Tequila”, señala Lumbreras.