Magaña recibe el Jaime Sabines/Gatien

Magaña recibe el Jaime Sabines/GatienEl premio binacional México-Quebec se entregó en el Seminario de Cultura Mexicana. Cortesía

“El aura de Sabines me ha rescatado dos veces y me ha hecho como, en aquel verso suyo, andar loco y aromado y triste”, señaló el poeta, editor y traductor tabasqueño Francisco Magaña al recibir el Premio Jaime Sabines/Gatien Lapointe 2025 en el Seminario de Cultura Mexicana por su libro Piel de fiebre o La manzana que, a decir del jurado, es “un libro ambicioso que une poesía, filosofía y metafísica en una alternancia verso-prosa que crea un diálogo fértil; una especie de oración que queda sin certeza”.

Discurso

Al recibir el premio binacional, México-Quebec, Francisco Magaña agradeció a Dios, a su familia de sangre y a su familia de amigos, a sus queridos colegas poetas que dijo, le hicieron falta al menos dos que ya no están: “Hablo de Ramón López Quiroga, hablo de David Huerta”.

Pero sí estuvieron otros dos de sus queridos amigos también poetas, uno de forma virtual, Luis Armenta Malpica, que es el editor de su libro premiado; y el poeta Marco Antonio Campos, quien refirió que Piel de fiebre o La manzana es “un libro complejo, oscuro y fascinante, compuesto de poemas en prosa y poemas en verso que se complementan con reflexiones de escritores y filósofos que han hablado de la manzana, personajes mitológicos y personajes históricos”.

Dijo además que se trata de un libro de intensa religiosidad por alguien intensamente religioso y el poema se puede leer también como una larga plegaria, la cual habita Dios donde la manzana es símbolo bíblico e historia de todos los siglos y un día fruto maravilloso. “Es un solo poema, un poema río que contiene numerosos meandros o, dicho de otro modo, un poema total, con numerosos temas”, señala.

Elogio

Campos también reconoció en Magaña a un poeta que sabe, al escribir, insinuar, dudar, escribir como si se creyera que no sabe hacia dónde lo llevará el poema. Dijo que el libro está lleno de misterios. La gran pregunta de por qué Dios está siempre presente como ausente.

“El lenguaje de Magaña es luminoso con sus reflejos y centelleos, pero también con sus oscuridades y sombras. No es un libro fácil. No es el libro para un lector común. O de otra manera, para los que escriben de una manera tan coloquial que sin darse cuenta escriben solo prosa”, refiere.