Independence Day: Resurgence se las arregló para incorporar el extenso periodo entre la película original y su secuela como parte del argumento, aunque para algunos quedó a deber.
Sigue siendo esencialmente patriótica
Tal vez los que éramos niños en los 90 veíamos estos aspectos con otros ojos, o simplemente se nos pasaban por alto, pero ahora ya resulta un poco incómoda esa sensación de tener que hinchar por el presidente de los Estados Unidos (presidenta, en este caso, como mandan los tiempos de la corrección política, aunque eventualmente y en los momentos más complicados y decisivos los que están a cargo siempre son los hombres) y sus militares que combaten con fervor patriótico contra alienígenas el día 4 de julio, convirtiéndose, literalmente, en los salvadores del planeta como si nadie más existiera en él.
Hay en la película algunos intentos de inclusión y de globalidad pero son muy superficiales y eventualmente olvidados, en favor de los héroes americanos.
No está Will Smith
Ya lo sabíamos desde antes, pero su ausencia realmente se siente en la película, sobre todo cuando se menciona a Steven Hiller y nos obliga a evocar sus momentos en la cinta original.
El que vendría a ocupar su lugar es, naturalmente, su hijo (quien ya apareció, muy pequeño, en la primera película, y es en realidad hijo de la bailarina exótica interpretada por Vivica A. Fox, su esposa), un habilidoso piloto. Con todo, el joven actor Jessie Usher hace un correcto papel, pero lejos está del carisma que desplegaba Will Smith en la pantalla en Día de la Independencia.
Los aliens están bien... pero ya los vimos antes
Con los alienígenas de Independence Day: Resurgence, y con su colosal nave, sucede lo mismo que con los dinosaurios de Jurassic World: lucen muy bien, realmente impresionantes y grandiosos, pero no pueden escapar esa sensación de familiaridad de que ya los vimos antes y en aquella ocasión todo fue mucho más asombroso y fascinante. Se perdió el factor sorpresa.
De hecho, la escena de la aparición de la imponente nave, sugerida primero a través de su sombra, fue copiada casi exactamente para esta secuela.
Mirar este tipo de películas en 1996 era mucho más divertido
Día de la Independencia es inseparable de su tiempo y gran parte de su legado se debe a que muchos la vimos durante la niñez, cuando fuimos fácilmente cautivados por la parte visual y épica e ignoramos las partes más tontas y absurdas del diálogo, la trama y los personajes.
Al ver hoy la secuela hay que hacer un esfuerzo constante para no poner la mirada en blanco cada vez que toma la pantalla un empalagoso momento romántico, una escena dramática sentimentalista o un giro efectista de último momento.
Probablemente se viene una tercera parte
Todo dependerá de cómo le vaya a la película en la taquilla, pero los realizadores ya se encargaron de establecer sobre el final una posible continuación que tendrá que ver con los nuevos héroes combatiendo alienígenas, pero ya no en la Tierra sino en el espacio.