“Para esta escena, ¿vas a querer usar pantuflas? Vas a estar en pijama ¿no?”, preguntó la vestuarista mexicana Gaby Acosta a Harrison Ford, mientras preparaban algunas cosas para la serie 1923. “No, voy a usar mis botas”, respondió seguro el veterano actor.
Entonces llegó el día del rodaje en Montana, con una temperatura de 12 grados bajo cero. Cuando Gaby llegó le informaron que la estrella de Star Wars la estaba buscando urgentemente. Se encaminó al camper del actor y, cuando estuvieron de frente, este le soltó que sí necesitaría las pantuflas. “Y creo que tienen que verse viejitas”, apuntó Ford.
La mexicana, cocoordinadora del diseño de vestuario, contestó con un “OK” y un recordatorio: “Voy a solucionar esto, pero nada más para que sepas: tú dijiste que no querías pantuflas, así que no quiero que llores después porque no te quedaron bien, porque voy a ver de dónde las encuentro”.
Consiguieron el calzado y con unas lijas las desgastaron. Con los dedos congelándose, Gaby llegó de nueva cuenta con Ford y se las entregó: “¡La próxima vez me vas a escuchar a la primera!”. El histrión, un tanto apenado, respondió con un “bueno”. “Fue como carrilla de mi parte, luego todos se reían y me dijeron que nada más de mí se dejaba que le hablaran así. Creo que, porque así somos los mexicanos, tenemos el carácter fuerte, pero reímos y bromeamos”, considera Gaby.
Justo por su trabajo en la segunda temporada de esta serie western, la nacida en Tijuana hace 40 años fue nominada junto con sus compañeros de departamento al Emmy, el premio más importante de la televisión estadounidense, en la categoría de outstanding period costumes, que reconoce el vestuario de época. “Iré con mi mamá, porque gracias a ella he podido estar aquí, a ella se lo debo, siempre me apoyó en mis sueños”, dice feliz, preparándose para la ceremonia a realizarse el 6 de septiembre para las áreas técnicas.
Una coordinadora de diseño de vestuario es la responsable de investigar el contexto en que se desarrolla la historia para elegir el estilo adecuado de prendas, telas adecuadas, trabajar con los actores y que ellos estén a gusto con lo que utilizarán. En su caso, como buena mexicana, también poner un toque personal. “En cosas como esta, de gran escala, tienes que ver también qué traen los demás, aquí con los vaqueros, los cowboys, pude hacer cositas como ponerle turquesa, plata, en pañuelo, sombreros. Era hablar con Harrison y ver por ejemplo lo de un abrigo que debía estar de cierta forma para que el personaje pudiera sacar la pistola, cosas así”, detalla Gaby.
Nunca ha trabajado en producciones mexicanas. Lo más cercano fue Fear the walking dead porque se rodó en su entidad natal. Cuenta que desde pequeña le gustó el cine y la TV, pero fue hasta los 18 años, estudiando en EU, que descubrió que el vestuario era lo suyo.
Una buena relación con EU
Su relación con el país del norte se dio desde niña, pues allá pasaba temporadas con su madre que la tuvo siendo soltera y con su tía abuela; limpiaban casas en Los Ángeles. Luego entró a publicidad y videoclips (fue de hecho actriz en el video “Telephone”, de Lady Gaga con Beyoncé).
Un día, acompañando a una amiga a la Comic Con de San Diego, conoció a Krintin Burke, vestuarista de El conjuro, y sin pena se acercó y le dijo que le gustaría trabajar con ella. Dos semanas después ya estaba trabajando en la secuela, y meses después como chopper, buscadora de objetos que enriquezcan a los personajes y telas para vestuario, en Capitana Marvel.
“Para unos personajes de otro planeta encontré unos como tubos raros de ‘foam’ y pensé que podían servir y se usaron para todo el cuello, saliendo como de la ropa. Para la mejor amiga de la Capitana queríamos darle algo extra y, pues, la película está en los 90, me acordé de unas plaquitas doradas que usamos con los nombres y fui a hacer uno, lo llevé y gustó la idea”, relata.
Su filmografía incluye Bad Boys hasta la muerte, en la que solo tenía una hora para ponerse de acuerdo con Will Smith y Martin Lawrence, y la serie Las brujas de Mayfair. Gaby dice que prefiere ir a buscar referencias físicas para vestuarios en libros y periódicos que hacerlo en internet, porque luego resulta “engañoso”.