México, presente en Holland Festival

México, presente en Holland FestivalLa obra se presentó en un emblemático teatro de Ámsterdam. Cortesía

Ring of our time, ópera en la que participaron 40 artistas de México, Nigeria, Irak, Indonesia y Europa del norte se presentó en el ITA, teatro central de Ámsterdam, como parte del Holland Festival, uno de los eventos de artes escénicas más relevantes de la región.

Para comprender bien la dinámica y el concepto de la obra es necesario explicar que se trata de una creación en la que se decanta el trabajo que, durante cuatro años, hizo el World Opera Lab, dirigido por Miranda Lakerveld (Utrecht, 1976) con el objetivo de darle vida a una serie de espectáculos en distintos países y cuyo eje es la explotación de recursos naturales a partir de las tradiciones y mitos de cada cultura. Un tejido narrativo y escénico heterogéneo entre este grupo de artistas que encuentra una trama común.

La creadora teatral maya Soco Loeza Flores explica, en entrevista, que el World Opera Lab ha hecho producciones en cuatro continentes y, después de un trabajo intensivo, cada producción resuma, se entreteje, está intrínseca y conforma esta propuesta para uno de los grandes festivales de los Países Bajos.

Su compañera en esta aventura, la productora Alexandra Benavides, abunda en el argumento: “‘Ring of our time’ está contándonos una historia que transcurre antes de que todo exista. Ese momento es cuando las diosas se reúnen para empezar a llevarnos a un viaje en el que vamos a descubrir cómo es que este mundo que conocemos se ha creado. En las investigaciones que se hicieron en cada comunidad se encontraron, a través de los mitos antiguos, similitudes, situaciones, cuentos o narrativas de leyendas orales que se han pasado a través de los años, en las que coincidían ciertas características de algunos personajes”.

El argumento, en otras palabras, parece suceder antes del Diluvio y antes del propio tiempo en las aguas sagradas del Éufrates, donde se sembró la primera semilla de los primeros relatos fundacionales de la humanidad, y donde también se dieron cita las deidades de cada cultura. Pero en esta arqueología narrativa, en este tiempo milenario, subyace una transgresión: la soga sagrada que mantiene el equilibrio de la existencia, de la materia, del ser humano y la naturaleza está dispersa, en fragmentos, y el resultado para la humanidad es predecible.

Benavides continúa: “Cada una de las producciones individuales se basó en la afectación mayor que está atravesando su respectiva comunidad. En México se trató del agua; en Indonesia, el aceite de palma y la deforestación; en Nigeria, la extracción de petróleo; en Irak, la sequía. Todas estas historias se conjugan ahora en una gran ópera que entrelaza las anécdotas del presente, pero que también se conectan con las historias originales de sus antepasados”.