Cuando se anunció que Nicolas Cage interpretará a Drácula en su próximo proyecto cinematográfico, a nadie le sorprendió demasiado que hubiera aceptado un papel que está hecho a su medida, debido a su obsesión con todo lo paranormal, la cual lo llevó a comprar hace años una mansión de Nueva Orleáns que perteneció a la infame asesina Delphine LaLaurie.

Su antiguo compañero de reparto Idris Elba también desveló años atrás que, mientras rodaban la película Ghost Rider: Espíritu de Venganza en Rumania, allá por el 2010, Nicolas se escapó una noche para dormir solo en las ruinas del castillo donde vivió Vlad Tepes, el personaje histórico en el que se inspiró Bram Stoker para crear al famoso vampiro de su novela.

Sus mascotas también reflejan ese carácter excéntrico del que se siente muy orgulloso. El intérprete tiene dos gatos, Teegra y Merlin —este último es su mejor amigo, según reconoce él mismo—, y un cuervo llamado Hoogan que vive en su casa de Las Vegas y que ha aprendido a insultar a su famoso dueño.

“Es muy divertido, o al menos a mí me lo parece. Cada vez que salgo de la habitación me dice adiós, y después añade ‘cabrón’. Los cuervos son muy inteligentes, y me encanta el aspecto que tienen y esa cualidad relacionada con Edgar Allan Poe. Me gusta el elemento gótico que representan. Yo mismo soy muy gótico”, ha explicado en una entrevista con Los Ángeles Times.