El purgatorio es, para el artista visual Guillermo Arreola (1969), sinónimo de espera, de paciencia, de transformación; es la oportunidad del cambio, de olvidar el pasado y buscar nuevos retos.
Este estado apacible, tranquilo, de regreso a la naturaleza, que nada tiene que ver con la antesala del infierno, como se cree, lo ha propiciado su mudanza de la Ciudad de México a Querétaro, a tal grado que ha decidido reconfigurar su propuesta plástica: transitar de lo abstracto a lo concreto, desdibujar las fronteras.
Después 20 años de trayectoria y tres de haber dejado su estudio en la capital mexicana, el pintor originario de Tijuana exhibe los primeros 16 cuadros de su nueva etapa en la exposición “Provincia purgatorio”, en la Galería Cecilia Gómez Haro de Casa Lamm.
“Estoy consciente de que ‘purgatorio’ es un término que, en primera instancia, puede convocar a aspectos negativos. Pero es un vocablo muy espectacular. Se le pone muy próximo al infierno. Pero yo lo estoy pensando en su sentido más bien de bienestar”, destaca.
“Dejo atrás lo que tiene que ver con mi manera de plantear lo pictórico. Dejo atrás muchas nebulosas. Ese preámbulo pictórico, siempre había un sentido de ocultamiento, ocultas pero al mismo tiempo rebelas”, afirma en entrevista con Excélsior.
Dice que ha apostado por un cambio: “Aunque permanecen todos los elementos que he manejado pictóricamente, hay una transformación definida por el traslado de una ciudad a otra”.
El artista confiesa que “es un cambio muy natural. Es otra urbe, otra forma de percibir el tiempo creativo, el contacto con las personas, el diálogo, las relaciones sociales. Querétaro es un lugar de paso hacia los otros estados. Lo veo como un sitio periférico. Me tomó tiempo entender la vida cotidiana; pero disfruto la no contaminación, la ausencia de ruido y tráfico”.
Quien ha presentado unas 28 exposiciones individuales, en México y el extranjero, la más reciente, “La reina no es”, en 2021, en la Universidad del Claustro de Sor Juana, admite que las obras que integran la muestra, de mediano y gran formato, elaboradas bajo las técnicas de óleo y mixtas de 2021 a 2023, son “una propuesta claramente figurativa que se va desplazando un poco lo estrictamente abstracto”.