El compositor mexicano Antonio Juan-Marcos alista el estreno mundial de su más reciente obra, titulada “Pasión de Violetas”, comisionada por la Avanti Orchestra y su director artístico Pablo Saelzer, que será presentada el sábado 20 de mayo en el Cultural Arts Center de Montgomery College en Silver Spring, Maryland.

La pieza fue creada como un homenaje a la vida y obra de la cantautora chilena Violeta Parra (1917-1967) y la construyó en dos movimientos a partir de referencias rítmicas y melódicas de algunas canciones de la creadora, buscando una suerte de folclor imaginario.

Lo primero que me pregunté al trabajar esta obra fue cómo hacer un homenaje a Violeta Parra, pero sin hacer citaciones de su música”, dice Juan-Marcos. “Así que la idea fue encontrar temáticas dentro de sus temas, como el amor, la justicia social, el encuentro y el desencuentro, el dolor y la pérdida”, destaca.

A partir de esto, el creador definió que el primer movimiento sería “Lágrimas de Violeta”, fragmento que dibuja una estela que navega entre los pasajes dolorosos de la vida de la cantautora a partir de canciones como “Run Run se fue pa’l norte” y “Rin del Angelito”. Un segundo movimiento, intitulado “Jardín de Violetas”, basado en “Gracias a la vida” y “Volver a los diecisiete”, “que se imbrican con el trabajo del creador hasta formar un jardín sonoro propio que alude a la experiencia amorosa de su autora”.

¿Cómo captar el sonido de Violeta Parra en una composición sin citas?, se le pregunta. “Hay una palabra clave: el ritmo. Creo que los motivos rítmicos son los que más fácilmente son identificables por quienes ya conocen la obra de Violeta, así que cuando aludo a estos, aunque no sean las mismas notas de sus canciones, de alguna manera puedes reconocer la canción”, señala.

Lo que se planteó fue “lograr una especie de folclor imaginario, más allá de que ella fue una creadora que estudió, exploró y recolectó mucho del folclor chileno y que luego lo incorporó a sus canciones. Con esta obra imaginamos una sonoridad que aluda al folclor, pero sin necesariamente guardar las estructuras precisas del folclor chileno”, detalla.

“El tema de su muerte está implícito en el primer movimiento, que hace alusión al dolor, a esa parte en donde ella se quita la vida, pero trato de mirarlo desde la luz y no desde la oscuridad. Creo que Violeta, en esa última etapa, donde estaba viviendo momentos muy tristes, compuso canciones sumamente luminosas. No olvidemos que Gracias a la vida y muchas otras corresponden a esa etapa. No quise hacer una alusión directa y oscura de esa faceta, sino más bien incorporarla en este movimiento que imagino como una estela que flota a través de la noche oscura”, concluye.