Mercado negro amenaza el patrimonio
Cortesía Secretaría de Cultura federal/INAH. Cortesía

El tráfico de bienes artísticos y culturales es un problema global que constituye un negocio delictivo altamente lucrativo, el cual opera de diversas formas y se ha vuelto cada vez más sofisticado”, dice Claudio Sanzó, comandante del Núcleo de Protección del Patrimonio Cultural de los Carabinieri.

Además, indica que esos bienes, generalmente robados de museos, galerías, sitios arqueológicos y colecciones privadas, son manejados por el contrabando, lo que implica su exportación ilegal de un país a otro utilizando, a menudo, rutas comerciales ilegales.

Debido a su naturaleza clandestina, apunta Sanzó, el mercado negro de bienes culturales es difícil de rastrear y erradicar, ya que los delincuentes utilizan varios métodos para ocultar su actividad, como el uso de intermediarios, la alteración de documentos y la creación de empresas falsas para actuar como fachada de sus actividades.

A esto se suma el hecho de que “los bienes culturales robados a menudo se venden en el mercado negro a compradores dispuestos a pagar precios exorbitantes por artículos raros y exclusivos. Dichos compradores pueden ser coleccionistas privados, museos o galerías y, a menudo, están dispuestos a pasar por alto la procedencia ilegal de esos bienes que adquieren”.

¿Es grave el problema del lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo a partir de la compra y venta de obras de arte?, se le pregunta a Sanzó. “¡Sí, lo es! Todos estamos en riesgo, debido al tráfico de bienes culturales y la destrucción del patrimonio, que se ha reconocido como amenaza a la paz y a la seguridad internacionales por el Consejo de Seguridad de la ONU. Además, es un impedimento para el disfrute del patrimonio como un derecho humano garantizado”, apunta.

Aunado a esto, Sanzó señala que “existen dificultades para llevar a cabo investigaciones transfronterizas y, al mismo tiempo, las características del mercado del arte son una bendición para quienes quieren lavar dinero”, dadas las dificultades para rastrear el origen de los bienes, la protección robusta de la privacidad, la presencia de intermediarios y medidas inadecuadas o inexistentes para identificar y verificar a los clientes, lo que deriva en un bajo número de informes de transacciones sospechosas presentados a las unidades de inteligencia financiera.

¿Existe relación directa entre el expolio del patrimonio y el financiamiento de actividades ilícitas? “El lucrativo mercado negro de obras de arte y antigüedades ha florecido gracias al interés de compradores y las deficiencias en la legislación, la colaboración del sector, el aumento de los saqueos en países en conflicto y el desarrollo de plataformas de venta ‘online’”, expone.

Dicho incremento en la demanda no solo incide en el desarrollo de un mercado legítimo, sino que también fomenta robos en museos, colecciones privadas y edificios religiosos, o incluso la destrucción irreparable de sitios arqueológicos y el saqueo de edificios y monumentos antiguos. “Pero, sin estadísticas, es difícil medir con precisión la escala del mercado ilícito”, advierte.

¿Qué tanto se ha perfeccionado el mercado negro? “Este mercado negro sigue siendo una grave amenaza para el patrimonio cultural mundial y, a medida que éste se vuelve más sofisticado, se requieren esfuerzos extraordinarios para combatirlo. Por ejemplo, con campañas de concientización y el uso de nuevas tecnologías. De hecho, los avances tecnológicos permiten a los operadores del Comando de Carabinieri para la Protección del Patrimonio (TPC) aprovechar nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial y la cadena de bloques proporcionada por el ‘software’ Swoads, que hace posible buscar de forma automática en la web piezas robadas”, responde.

Otros instrumentos que el Comando utiliza para reducir el mercado negro es la base de datos Leonardo, compuesta de 8 millones obras que han estado involucradas en investigaciones internacionales. Finalmente, Sanzò destaca que, en medio siglo de trabajo, el Comando de Carabinieri ha recuperado 3 millones de bienes culturales y, para el caso de México, ha logrado regresar cerca de mil piezas arqueológicas y artísticas, como los 594 exvotos, ubicados en museos de Italia, que fueron extraídos ilegalmente de templos e iglesias mexicanas.