Reflexionan sobre El Colegio Nacional
El historiador Javier Garciadiego. Cortesía

La paridad y la recapitulación del pasado de El Colegio Nacional (Colnal) con miras a construir el futuro fueron los temas que abordaron el antropólogo social y presidente en turno de la institución, Claudio Lomnitz; el historiador Javier Garciadiego; el subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Luciano Concheiro Bórquez, y el biólogo y neurocientífico Pablo Rudomín, quienes presidieron la sesión solemne por el 80º aniversario de El Colegio, realizada en el Aula Mayor de su sede.

El énfasis en la paridad fue notorio tanto en la participación de los colegiados como en la del subsecretario de Educación, Concheiro, quien habló de la importancia de ser consciente de dicho retraso, visible desde su fundación, hecha por 15 hombres, y la importancia de la participación definitiva de las mujeres. “El estudio de la historia, las artes y las ciencias se hace desde la perspectiva de género y los distintos feminismos que hay en México”, afirmó.

Más allá de las cuestiones que pueden surgir al hablar de los 15 mexicanos destacados que fundaron el Colnal y las normas que se establecieron (¿por qué deben ser mexicanos de nacimiento?, ¿por qué 20 miembros?, ¿por qué solo eran hombres?), Garciadiego se centró en la historia de la institución, aunada al “clima espiritual” que hubo un México, a mediados del siglo XX, con la creación de instituciones culturales que hoy son muy sólidas y necesarias para el país: al Seminario de Cultura Mexicana, El Colegio de México, el Fondo de Cultura Económica, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y su consolidación, y el hoy Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), fundado en 1947 por Carlos Chávez, pieza clave, a su vez, en la creación de El Colegio.

El surgimiento de estos organismos en un periodo de tiempo tan delimitados podría hacer pensar, dijo el historiador, en una concatenación para crear una red de instituciones; una especie de plan maestro orquestado por los hermanos Antonio y Alfonso Caso, José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Jaime Torres Bodet, protagonistas de la cultura mexicana de ese entonces. La labor de los miembros fundadores fue fundamental para la creación de las instituciones del México posrevolucionario.

En esa línea, Garciadiego recordó palabras precisas de Torres Bodet: “La creación del Colegio fue una gallarda respuesta a las amenazas de la barbarie”, y enlistó el legado y la relevancia de los 15 fundadores, entre los que estuvieron Mariano Azuela y Enrique González Martínez, José Clemente Orozco y Diego Rivera, Ezequiel Ordóñez y Manuel Sandoval Vallarta. Esta diversidad de disciplinas respondía a un proyecto de unidad que estaba surgiendo en México”.

¿Cuántas mujeres había en las áreas científicas y artísticas para ser elegidas?, se pregunta el historiador. Palabras de Garciadiego que se complementaron con las de Rudomín, quien destacó cómo el trabajo compartido adquiere una dimensión social y que hasta el año de 1985, 42 años después, por fin ingresó una mujer: Beatriz Ramírez de la Fuente.