La sonrisa de Mona Lisa

Año 1953. Llegas a una universidad que tiene la fama de ser la más recatada del momento, en esa escuela habitan las estudiantes más brillantes del estado, todas y cada una de ellas tiene un talento formidable, memorizan libros, apuntes y cada palabra que sale de tu boca, ¿en que piensan estas chicas?, ¿en su futuro?, ¿obligación?, en verdad piensan en casarse, pues para ellas es lo mejor que les puede suceder.

La sonrisa de Mona Lisa es un filme que nos da una idea de lo que era la mentalidad social que se tenia en los años 50. Una mujer estudia hasta que se casa, el casamiento no es un derecho o privilegio, es una obligación y el mayor premio obtenido, es el mayor sueño de una joven de veinte, veintiún años, si no es de esta manera a las mujeres se les vería como un tipo de fenómeno, ¿en verdad han cambiado este pensamiento?

Eso es lo que enseña esta película. Por desgracia la idea no es muy atrayente como para hacer que grandes masas de personas se sienten a ver una historia cuya prioridad es demostrar el cambio evolutivo que ha prestado la mujer. Este filme demuestra distintos sentimientos de diferentes jovencitas que se siente lo suficientemente capases como para servir a una familia y cocinar para cinco, limpiar recamaras, planchar, lavar, cocinar, cocer, entre muchos otros conceptos que se le han atribuido a las mujeres.

¿Qué hace especial esta cinta? Que no vemos a la mujer lavar, cocer o limpiar. Vemos más allá de ellas y lo factible que son a la metamorfosis, cuando una persona empuja el cambio evolutivo y les hace pensar que pueden llegar a ser más que unas amas de casa que paulatinamente se convierten en esclavas, pues eso es lo que pasa en la trama, la chicas se casan y poco a poco son olvidadas por sus esposos, esclavizadas por sus obligaciones, metiéndose en la cabeza la idea de que lo que están haciendo está bien, pues es su obligación. ¿Quién les abrirá los ojos y empujará el cambio?

El personaje interpretado de Julia Roberts recibe el nombre de Katherine Watson. Ella hará que las jovencitas piensen por sí mismas, al impartir su clase de Historia del Arte, deformando sus conceptos cotidianos y diciéndoles que no esperen a que un libro les diga qué pensar. En verdad, la trama es aceptable y muy loable, pero tiene un problema fácilmente visible: no termina de cuajar por completo.

El cambio de la mentalidad se concibe mediante la interpretación del arte, tomando conceptos ambiguos para poder crear las dudas y contradicciones necesarias. Julia Roberts se desenvuelve de forma aceptable y paulatina, logrando un tempo un poco pausado pero entretenido, pues si el público logra introducirse en su contexto artístico, se terminará haciendo las mismas preguntas que los personajes: ¿qué es arte?, ¿quién es la persona indicada para decir que algo es arte?… En verdad, su contexto artístico es aquello que ayuda a que el filme sea factible a transición, y como no debía faltar el toque azucarado, la protagonista se conecta en esencia con su alumnado y las lecciones son recíprocas, y es cuando podemos hablar de su contexto romántico. Aunque tiene la gran virtud de no ser una comedia romántica.

Su guión es exquisito, pues se expresan distintos sentimientos y pensamientos que caen, por desgracia, en algunas ocasiones, en el melodrama. No se debe pasar por alto que tenemos en escena a Julia Roberts, una de las reinas del drama, acompañada por Kirsten Dunst la cual será nuestra antagónica, y Julia Stiles, que demuestra tener el calibre para representar distintos papeles, todos con un buen aliciente. Las puestas en escenas son agradables, sobre todo si está presente Marcia Gay Harden en un papel poco usual, sin pasar por alto los escenarios que son reales y cautivadores.