Es 1984 y Alejandro Fernández tiene solo 13 años. Está en los camerinos de la Plaza de Toros México y, a lo lejos, escucha los gritos de miles de personas que esperan al ídolo ranchero Vicente Fernández, quien está a punto de ofrecer uno de los conciertos más importantes de su gran trayectoria.
No todo es felicidad, recuerda el hijo del “Charro de Huentitán”, comenzaban a caer gotas inmensas que auguraban una mala tarde. Con los nervios a flor de piel, alguien les dijo que había personas abandonando el lugar. Fue tan dramático el momento que Alejandro confiesa que vio a su ídolo sollozar. “Vi a mi papá llorando porque él había prometido que si esto no se llenaba, se retiraba de la carrera y mi padre era un hombre de palabra”, recuerda.
Por fortuna, se trató solo de una “nube viajera”, que después cesó para dar entrada a una comunión histórica entre Vicente Fernández y 54 mil almas. A la fecha, es el único cantante que ha llenado de esa forma la Plaza México, saliendo, además, en hombros.
Ahora es Alejandro quien pisa ese mismo lugar, no con la idea de repetir la hazaña de su papá, sino de rendir un homenaje a su memoria a año y medio de su fallecimiento. El intérprete está sentado en una de las butacas del imponente recinto, vestido cómodo con una camisa negra, a horas de enfundarse el traje de charro y afrontar el mismo ruedo.
“Este lugar está lleno de memorias”, reconoce. “Mi padre empezó desde abajo, yo empecé distinto a él. Yo voy a llegar más consagrado porque él, después de este concierto, demostró que ya era todo un ídolo, en mi caso, llego con otra historia, con todo más preparado”.
Mientras preparan el escenario en el que hará un repaso del legado de la dinastía Fernández, a la que pertenece también su hijo, Alex, el intérprete de “No sé olvidar” reflexiona sobre el género regional más tradicional, que ha perdido grandes exponentes como su padre.
No distingue mucho interés en las nuevas generaciones por preservar lo tradicional, en especial del mariachi.
“El género regional, específicamente de mariachi, está perdiendo muchísima fuerza porque no hay en dónde se toque, y yo podría decir que estoy feliz con que no haya nadie más que se me pueda acercar, pero no es bueno para el género, necesitamos representantes”, lamenta.
Para este show escogió como artista abridor a un joven talento colombiano, Jessi Uribe, lo que demuestra que no está en contra de los nuevos subgéneros del regional, pero al menos en su rama no ve propuestas nuevas.
“¿Ceder la estafeta? No, a nadie”, dice entre risas. “No dudo que resurjan, pero como tal en la música mexicana yo no veo gente que esté apoyando a algún artista nuevo. Alejandro, mi hijo, pero él ya es parte de una dinastía, se da por hecho que va a cantar música mexicana, pero jóvenes nuevos que estén interesados en cantar música con mariachi, yo no conozco”.