Mis cuatro hijas: drama, dolor y humor

Mis cuatro hijas: drama, dolor y humor

En 2014, la vida de Olfa Hamrouni, una madre de Túnez cambió para siempre cuando sus dos hijas mayores, aún adolescentes, huyeron para unirse al Estado Islámico.

La historia de esta familia fue retratada por la cineasta tunecina Kaouther Ben Hania en forma de documental y algo de ficción. Se trata de la vida de Olfa y sus dos hijas menores, una de ellas interpretada por Ichraq Matar, actriz de Túnez, quien hace a Ghofrane Chikhaoui, la hija mayor.

“Nunca había interpretado a alguien real y vivo. Fue completamente distinto a todo lo que había hecho. No había un guión tradicional, solo los recuerdos de su madre y hermanas. No podía inventar nada. Para entenderla, me acerqué a su familia, no a la directora. Ellas fueron mi única fuente”, contó en entrevista.

Mis cuatro hijas (Four daughters), nominada al Óscar como mejor largometraje documental y dirigida por Kaouther Ben Hania, reconstruye la historia real de Olfa Hamrouni, cuya vida se partió en dos el día en que sus dos hijas mayores —Ghofrane y Rahma— desaparecieron rumbo a Libia para unirse al grupo extremista Daesh (Estado Islámico).

La cinta, lejos de ser un documental tradicional, cuenta con una estructura híbrida: Olfa y sus dos hijas menores aparecen en pantalla junto a tres actrices que interpretan los papeles de las hijas ausentes y de la propia madre.

“Todas enfrentamos el patriarcado y la violencia, aunque en distintos niveles. A veces fue duro, pero Olfa y sus hijas tienen una forma única, incluso con humor, de contar su historia. Creo que así lidian con el trauma, y la película fue terapéutica para ellas… y para nosotras”, continúa la actriz.

Ichraq Matar, junto a Nour Karoui, fue elegida por su parecido físico con las jóvenes radicalizadas. Esta historia detrás del filme conmocionó a Túnez, y captó atención internacional. En 2016, Olfa Hamrouni rompió el silencio y denunció públicamente la radicalización de sus hijas. Contó cómo las autoridades no impidieron que una de ellas saliera del país ni le permitieron viajar a Libia para buscarlas. “Fue muy intenso. A veces lloramos, otras reímos. A todas nos sorprendió la fortaleza de esta familia, su manera de contar las cosas. Podían ser graciosas al contar algo horrible. Creo que esa es su manera de lidiar con el drama, y tuvo un efecto terapéutico. No habría sido posible si no hubiéramos tenido un espacio seguro en el rodaje”, explica Ichraq Matar.