El camerino de Mon Laferte luce como de otra época, con lámparas con plumas, telas con lentejuelas y cuadros que evocan las décadas de los 30 o 40, ya que quería sentirse en ese ambiente desde su llegada al teatro de los Insurgentes, donde protagoniza el musical Cabaret. “La obra tiene muchas cosas que me gustan, es muy sexosa, tiene esto de la lentejuela, la orquesta con los metales y el tipo de música que me gusta, pero además es muy política, yo no haría una obra solo por lo estético”, explicó la cantante horas antes de dar función.
El enamoramiento de la intérprete de “Amárrame” por el cabaret comenzó el año pasado, cuando durante su gira por Europa le tocó un día de descanso en Londres en el que aprovechó para ir al teatro y eligió a este musical y a Sally Bowles, la protagonista de esta puesta en escena. “Ella me recuerda mucho a mí de más joven, porque creo que todos en algún momento hemos sido Sally mientras el mundo se cae a pedazos, sobre todo hoy que el mundo está polarizado y con mucha violencia, todos están en su propio Universo”, comenta Laferte.
Así que en cuanto vio que la obra estaba presentándose en México fue a verla al teatro Insurgentes y se acercó al productor Claudio Carrera para pedirle la oportunidad de hacer a esta diva y se le concedió: desde hace un par de semanas es la estrella de este musical, y lo será hasta el 7 de septiembre.
Aunque este es su debut en teatro, Mon considera que no pudo haber elegido un personaje mejor, debido a que la conexión que siente con ella le ha dado las claves para interpretarla, ya que Sally es una mujer rota que a través del escenario encuentra su salvación. “Ella tiene su mundo de lentejuelas mientras el mundo se cae a pedazos a su alrededor”, describe.
Pese a la fuerza de este personaje, la cantante chilena asegura que la identificación que tiene con este personaje le ha dado las armas para que su primera experiencia en teatro no le resulte aterradora: “No me está siendo tan complicado porque me recuerda mucho a mí, salgo a cantar y pienso en mí cuando tenía 17 o 18 años, cuando buscaba las oportunidades tratando de ser siempre súper encantadora, tratando de caerle bien a todos”.
Mon considera que, como a cualquier mujer latina nacida en los 80, desde muy joven le tocó vivir cosas difíciles, debido a las duras crianzas que había en esos años. “No me cuesta empatizar con Sally porque nos parecemos mucho, somos artistas, nos buscamos la vida y estamos muy solas. En ese entonces, era yo contra el mundo”, afirma.
Mon no descarta seguir experimentado dentro del teatro, por lo cual ya le sugirió a Claudio Carrera una obra de cámara dramática.