Mónica Mayer hereda el tendedero
“Me encanta que mi obra pase a la cultura popular y al mismo tiempo se convierta en anónima”: Mayer. CP

Mónica Mayer (Ciudad de México, 69 años) es una de las referentes al hablar de arte feminista. En los esplendorosos años 70, cuando las mujeres empezaron a hacer arte enfocado en el género y a mostrar su visión del mundo, fue una de las impulsoras del tema en México a través de performances, instalaciones, intervenciones, gráfica digital y dibujos.

Mayer cuenta cómo refrendó su compromiso con su arte, “aunque ya había oído hablar del feminismo, en la carrera empecé a entender que más valía que hiciera algo al respecto, mis propios compañeros consideraban que las mujeres perdíamos la creatividad con la maternidad”, cuenta con un toque de ironía. “Uno se encuentra con los intereses personales, con los dolores personales, con los amores personales y así me interesé muy pronto en toda la cuestión del feminismo”.

Con una licenciatura en Artes Visuales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Mayer continuó su educación con una maestría en Sociología del arte en el Goddard College, asesorada por Suzanne Lacy; participó en un taller de dos semanas con Judy Chicago; y cursó dos años en el Feminist Studio Workshop (FSW).

Gracias a esta formación ahondó en la educación de arte feminista y entendió cómo trabajar con su propia experiencia para definir su obra. Mayer favorece el proceso más que el objeto terminado y el trabajo colectivo antes que la figura de un genio. Con su trabajo visibiliza la situación de las mujeres en diferentes aspectos, como las maternidades, la violencia machista, la memoria y el reconocimiento de artistas.

Recuerda que sus primeros años como creadora, “nadie quería jugar, como digo yo, había mucho miedo al feminismo, miedo al desconocimiento. Éramos 30 en la coalición de mujeres feministas, hoy hay cientos, miles de artistas que se asumen como feministas. Ahora hay temáticas muy fuertes en el arte feminista y hay posturas más contundentes, antes había un prejuicio enorme. De loca y lesbiana no te bajaban (como si lesbiana fuera un insulto, porque lo decían como insulto). Había mucho miedo porque estás rompiendo con las ideas preponderantes”.

Entre sus trabajos se encuentran El tendedero, Maternidades secuestradas, Si tiene dudas, pregunte y Traducciones; la creación de sus colectivos Polvo de Gallina Negra y Tlacuilas y Retrateras, y su labor de recopilación de archivo junto con Victor Lerma titulado “Pinto mi raya”.