Angelina Muñiz-Huberman ha probado todos los géneros literarios: la novela, el cuento, la poesía, el ensayo, el aforismo y ahora las brevedades, ese género llamado también microrrelato o microficción que ha ido elaborando en los últimos años con soltura y libertad, y absolutamente divertida.
“Las brevedades es un género tan libre que eso lo hace interesante. No está atado uno al tiempo y se concibe en otras dimensiones de la vida humana que no son las que uno cree ‘normales’. En mi caso es muy divertido”, asegura.
Charla
“Brevedades, microrrelatos de Angelina Muñiz-Huberman” se tituló la charla con la poeta, narradora, traductora e investigadora, en la que leyó un conjunto de microrrelatos de su autoría, los cuales reunirá, junto con una buena cantidad de aforismos, en un libro que pronto podría publicar.
“Como son tan libres, tan autónomos, tampoco el largo está establecido. Pueden ser de seis, siete líneas, de cuatro, de 10 a lo mejor o de una sola línea. A veces hago uno en una tarde, o dos días después, un mes después o al revés, puedo hacer dos o tres seguidos. A veces al leer una noticia en el periódico, se me ocurre enfocarla hacia el microrrelato; sobre todo es esa evolución de dejar de lado todo lo prescindible; quitar adjetivos, quitar conjunciones y dejar de nuevo la libertad como guía de esos cuentos que implican una especie de unión con lo poético”, señala la autora de obras como La lengua florida. Antología sefardí, El atanor encendido. Antología de cábala, alquimia y gnosticismo y En el jardín de la cábala.
Muñiz-Huberman asegura que se trata de un género que han desarrollado muchos autores, pero que no es tan frecuente pues exige varias cosas, “es un género que va a lo básico, a lo necesario, se limpia mucho el lenguaje. Es un poco como la poesía, nada más que esto en forma narrativa”.
La profesora de la UNAM concibe las brevedades como un género muy juguetón y muy participativo: “Tiene todas esas partes evocativas, también humorísticas y que se fundamenta en el título, también breve, es el que da la clave del cuento porque es un género también muy reflexivo”.
Lo asume como parte de una nueva etapa de su creación literaria, a distancia del ensayo, del cuento, de la poesía, de la novela e incluso de las arritmias: “Toda esa variación de géneros me ha permitido, diríamos que en esta etapa hacer esto, una especie de concentración, de testamento, de decir, pues hay que quitarse todo lo que estorba, de desnudamiento y el resultado ha sido esta serie de microrrelatos que sí tengo ya el plan de publicarlos junto con aforismos, que también es un género muy reducido, muy concentrado y con el elemento de la sorpresa, que eso es lo interesante”.