Cuando Bruno Newman tenía 10 u 11 años, durante un día de campo cerca de la Ciudad de México se encontró una piedra negra. Cuando su madre le dijo que era un pedazo de obsidiana, que tenía miles de años, le gustó la idea de conservarla y buscar más.
Así comenzó la pasión de este comunicador por coleccionar objetos y ahora posee un acervo de 200 mil piezas. “La primera compra la hice en La Lagunilla a los 23 años. Era un perfume, un talco y otra caja de la marca Pompeïa; databan de 1906 y me costaron 15 pesos. Ahí empecé, seguí y seguí, y no he podido parar”, confiesa en entrevista
“Los puse en la sala de mi casa. Estaba recién casado. Y la gente me preguntaba qué eran. Me di cuenta que a los demás también les gustan los objetos. Por eso sigo coleccionando cosas que le digan algo a los demás”, comenta.
Hace 15 años, el egresado de Comunicación de la Universidad Iberoamericana fundó el Museo del Objeto del Objeto (MODO), que celebra sus tres lustros de vida con la exposición “La colección, con todas sus letras”, que exhibe más de 3 mil objetos representativos del acervo, curada por Manuel y Christian Cañibe.
Durante un recorrido, que arranca con los perfumes de 1906, Newman explica que está satisfecho por lo que se ha hecho en el recinto, pero queda mucho por hacer. “Hace 15 años que no voy a La Lagunilla, pero los lagunilleros vienen a verme. Me he vuelto más selectivo, pero sigo adquiriendo. Yo creo que dejaré de comprar el día anterior a mi muerte”.
Los visitantes podrán admirar en todas las salas del MODO, partir del próximo domingo, 5 de octubre, y durante 12 meses, piezas como etiquetas, jabones, yo-yos, perfumes, instrumentos musicales, zapatos, radios, juguetes, postales, planchas, cajas de cigarros, medicinas, máquinas de escribir, espejos y juegos, entre una infinidad de utensilios.
“Queremos festejar mostrando lo mejor de la colección, su riqueza y diversidad. Buscamos que el recorrido sea divertido. Los curadores nos propusieron usar el alfabeto e ir con cada letra encontrando conceptos que se pudieran ilustrar con el acervo”, detalla Paulina Newman, directora del museo e hija de don Bruno.