"Sara Regalado * CP. Durante su campaña política, a un candidato le pidieron algunos pobladores de Copoya que tirara el Museo Zoque que se localiza en pleno corazón de esa comunidad. Aquella sociedad no le veía ningún beneficio tener un gran edificio con buena infraestructura pero finalmente inactivo, según sus reclamos.

Sin embargo, por iniciativa de otra parte de la sociedad de Copoya y con apoyo de algunos gestores culturales, este verano el Museo Zoque de Copoya ha cobrado vida a través de diversos talleres de verano que se están impartiendo de manera gratuita por estos días.

Por primera vez, quizá desde hace mucho tiempo, es la propia gente que posee este recinto, la que lo está aprovechando. Con el apoyo de algunos voluntarios, como la profesora Guadalupe Bautista, y estudiantes de artes plásticas y de música de la Unicach, los niños y jóvenes de Copoya tienen la posibilidad de aprender Baile Folclórico, Baile Moderno, Marimba y Pintura.

Fue por iniciativa del director del Teatro de la Ciudad ""Emilio Rabasa"", Jaime Gómez Escobar, originario de la comunidad de Copoya, que se gestionó todo lo necesario para la impartición de estos talleres que podrían ser el inicio de una nueva etapa para el Museo Zoque de Copoya, que desde el principio debió ser concebido como un museo comunitario, es decir, creado por y para la comunidad:

""Un museo comunitario es un espacio donde los integrantes de la comunidad construyen un autoconocimiento colectivo, propiciando la reflexión, la crítica y la creatividad. Fortalece la identidad, porque legitima la historia y los valores propios, proyectando la forma de vida de la comunidad hacia adentro y hacia fuera de ella. Fortalece la memoria que alimenta sus aspiraciones de futuro"", según el espacio museoscomunitarios.org, que ofrece herramientas para la formación de este tipo de museos en América Latina y el Caribe.

Aunque el Museo Zoque de Copoya se encuentra bajo el amparo del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, en este tipo de espacios es la propia sociedad la que los debe tomar y aprovechar para su beneficio, demandando, por supuesto, las gestiones y recursos necesarios a las autoridades. En este caso en particular, Copoya tiene una gran tradición zoque que se podría analizar, conservar y resaltar contando con un espacio como el que brinda el museo: ""Un museo comunitario genera múltiples proyectos para mejorar la calidad de vida, ofreciendo capacitación para enfrentar diversas necesidades, fortaleciendo la cultura tradicional, desarrollando nuevas formas de expresión, impulsando la valorización del arte popular y generando turismo controlado por la comunidad"", se justifica en el espacio mencionado.

Otro beneficio de un museo comunitario es que sirve como puente para el intercambio cultural con otras comunidades, que permite descubrir intereses comunes, forjar alianzas e integrar redes que fortalecen cada comunidad participante a través de proyectos conjuntos.

""La respuesta que se ha tenido tras estas actividades ha sido muy buena, la gente está contenta y estamos viendo la manera que por lo menos estos talleres se hagan permanentes. El museo ahora ya tiene vida"", asegura Jaime Gómez con la esperanza de que tanto los oriundos del lugar como las autoridades pertinentes den el valor a este espacio cultural.

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