Desde hace más de 30 años, el cronista Marco Antonio Orozco Zuarth trabaja arduamente en erradicar el uso de la palabra “anexión” para referirse al proceso de la Federación de Chiapas a México, ya que este término es erróneo, al igual que emplear las palabras “federalización” o “mexicanización”.

El cronista expone: “Hasta donde he investigado, el término ‘anexión’ se empezó a utilizar en una tarjeta de invitación a una tertulia que mandaron a imprimir los chiapanecos radicados en la Ciudad de México. Probablemente tomaron la palabra de la ‘anexión de Texas’. A partir de ahí se viene utilizando erróneamente”.

Cuestionado sobre qué diferencias hay entre una anexión y una federación, el escritor afirma: “Anexar es unir una cosa a otra, sin más. En nuestro caso puede interpretarse como que México se apoderó de Chiapas, o como que Chiapas se entregó a México; esto sepulta toda la historia y nos convierte en un ‘anexo’ de México; es decir, en un territorio de segunda, en una posición de inferioridad”.

Por otro lado, señala, “federar es un proceso político, administrativo y jurídico mediante el cual un territorio pasa a formar parte de un sistema federal; en nuestro caso, a los Estados Unidos Mexicanos”.

Ante esto, aclara que “nos federamos, no nos anexamos. Y esto a través de un proceso, que va desde una primera incorporación al Imperio Mexicano de Iturbide en 1821, a la Federación en 1824; mediando varios hechos históricos en donde, incluso, durante varios meses fuimos un estado independiente y luego se efectuó un plebiscito”.

De igual forma, afirma que tanto México como Chiapas resultaron beneficiados con la federación. “México ganó un estado rico en recursos naturales: agua, bosques, selvas, diversidad cultural y muchos elementos más, y Chiapas, al integrarse a una naciente república que aspiraba a un mejor destino. Esa era la visión en su momento”.

Finalmente indica que, haciendo un balance, el resultado no fue el esperado por los chiapanecos. “El saldo, a casi 200 años, tal vez es negativo para Chiapas. Hemos aportado más de lo que hemos recibido de la federación; aunque en las últimas décadas se han canalizado muchos recursos, no han llegado a donde deben llegar; es decir, a la erradicación de la pobreza extrema. Mucho se ha quedado en el camino, y no solo me refiero a la corrupción sino también a que no se ha traducido en proyectos productivos que permitan abatir esa pobreza”, expuso.