El 1 de mayo de 1945, Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, y su esposa, Magda Goebbels, se suicidan en un búnker subterráneo en el corazón de Berlín. Antes de quitarse la vida, Magda mata a sus seis hijos —cinco niñas y un niño, de entre cinco y 13 años— haciéndoles ingerir cápsulas de cianuro para salvarlos, piensa, del horror de la posguerra.

Esta historia obsesionó al escritor mexicano Ignacio Padilla (1968-2016) a tal grado que, después de trabajarla durante 20 años, dio vida a la novela Lo que no sabe Medea, que dejó casi terminada; y sus editores de Alfaguara decidieron publicarla de manera póstuma, para conmemorar un aniversario más de la muerte del cuentista y ensayista.

“Nacho teje una contrahistoria posible: el hijo del primer esposo de Magda Goebbels, ya terminada la Segunda Guerra Mundial, busca a los niños. El novelista empieza a imaginar cómo hubiese sido la vida de estos niños. Es decir, resucita a estas víctimas, dándoles la posibilidad de tener un nuevo destino. Y une esta historia al mito griego de Medea; la mujer que, por venganza, asesina a sus propios hijos”, comenta el escritor Jorge Volpi, uno de los amigos más cercanos de Padilla.

Detalla que, al morir, el también dramaturgo y académico de la lengua dejó varios textos inéditos que se pudieron encontrar y recuperar gracias a su familia. “Él escribía a mano en cuadernos muy pequeños, rayados o de cuadrícula, con una letra de zurdo casi incomprensible, y luego pasaba sus textos a la computadora. Entre sus papeles estaba la novela de la que nos había estado hablando hace muchos años. Desde que estábamos estudiando un posgrado en Salamanca, ya estaba obsesionado con la idea de escribir una obra sobre los hijos de Goebbels, el gran propagandista del nazismo”, agrega.

Volpi, quien conoció a Padilla cuando ambos tenían 16 años y, posteriormente, formaron parte del grupo literario del Crack, cuenta que el nacimiento de sus dos hijos, Constanza y Esteban, marcaron profundamente a Padilla. “Yo creo que la paternidad lo motivó a pensar más en serio en la escritura de esta novela, porque la historia de Goebbels es realmente sobrecogedora. Cuando las tropas rusas comienzan a avanzar hacia Berlín, ante la inminente caída, Hitler se suicida junto con su esposa, Eva Braun. Y Goebbels, que siempre fue fiel a Hitler, se queda como líder de Alemania; y, finalmente, decide imitar al Führer. Pero antes asesina a sus hijos. Para Nacho, el que un padre sacrifique a sus propios hijos es el crimen mayor que se le ocurre, ya sea por la locura de la venganza o de la fidelidad”, abunda.

Maestro en Literatura Inglesa por la Universidad de Edimburgo y doctor en Literatura Española por la Universidad de Salamanca, Padilla juega con la posibilidad de que los seis niños pudieran haber salido con vida del búnker; y, no sólo eso, imagina los destinos que cada uno pudo haber vivido y sus identidades reconstruidas ya siendo adultos. La pregunta obligada es cuánto más hubiera avanzado Nacho en la novela, qué tanto la habría corregido, pues era un corrector compulsivo e inteligente. Sin embargo, se decidió publicarla porque se puede leer perfectamente tal como la dejó.