Alcira Souts fue una joven uruguaya que en septiembre de 1968 se ocultó por casi dos semanas en los baños de Ciudad Universitaria, evitando que la descubriera el ejército, que entonces había tomado las instalaciones.

Sobrevivió tomando agua y comiendo papel sanitario y, cuando los militares pasaban, se paraba sobre una taza para que no se vieran sus pies. Su historia y otras más han servido como base a José Manuel Cravioto para filmar Olimpia, cinta que llegó a los cines este fin de semana.

La película se ubica días antes de la matanza de Tlatelolco, mostrando la vida de estudiantes, maestros y familias relacionadas con el movimiento estudiantil. Nicolasa Ortiz Monasterio, Luis Curiel (El Chapo), Daniel Mandoki y Juan Pablo de Santiago (Club de Cuervos) tienen a su cargo los roles principales de la historia.

“Ya hay muchas películas y documentales sobre Tlatelolco, nada puede ser más violento que las fotos que hemos visto y yo no quería ver a estudiantes caer muertos sino a personas estando en esto”, comenta Cravioto.

“Los personajes salieron de muchos lugares, por ejemplo mi abuelo era general en retiro y no era permisivo con mi papá que quería ir a echar desmadre, están mis maestros del CUEC representados, yo mismo, lo de Alcira es un homenaje”, subraya.

Olimpia se filmó en 2017 en las propias instalaciones de la UNAM, que por vez primera permitió usar actores disfrazados de soldados. La zona cercana a Rectoría fue la locación, por lo que se escuchaban fuerte los pasos con botas, que en la vida real estuvieron desde el 18 de septiembre de 1968, como una forma de amedrentar a los estudiantes.

En una secuencia, los militares bajaban escaleras y entonces el equipo de producción llegó a contar 10 presuntos dealers; es decir, personas que venden droga en la comunidad. “Como ellos no veían las cámaras, pensaban que eran reales y salían por patas (corriendo)”, recuerda Cravioto.

La cinta se rodó inicialmente en acción viva, para luego hacer rotoscopia, técnica que permite animar cada uno de los fotogramas. La misma tecnología se usó para imágenes del documental El grito, aprovechadas por el director para darle mayor veracidad a su filme.