En la declaración de odio que Olivia Teroba comparte en su texto “Hacer tiempo”, que es parte de los 13 ensayos que conforman su nuevo libro, Dinero y escritura (Sexto Piso, 2024), la autora asegura que odia pensar en sus obras como mercancías que compiten en el mercado y sentir que su valía como creadora depende de números, de likes, interacciones y ventas. En su ensayo “Literatura canónica” es enfática: “¿Cómo podríamos dejar de pensar la vida como una competencia donde hay que correr para adelantar a los otros? Para empezar, habría que construir un entorno que no se perciba siempre en estado de emergencia y carencia”.
Esa exigencia y manifestación de que para escribir se requiere más que “una habitación propia”, pues se necesitan condiciones económicas y materiales mejores y que la escritura deje de hacerse en la costumbre de la precariedad, permea todos los textos de este volumen que está contra “el silencio, el pudor y la discreción exagerada” con que ella creció y contra lo que combaten otras escritoras que han cuestionado el asunto de si se puede vivir de escribir, así como de la economía personal, del pago justo por su trabajo, de las deudas, las becas, el mercado y los premios literarios.
“Lo que más me motiva de esta publicación es apelar al diálogo. Creo que es un diálogo que ya comenzó desde hace tiempo, hay ensayistas que también hablan de esto, Rosario Castellanos lo trata en su obra, hizo un gran trabajo también por buscar dignificar el trabajo de los escritores. Vivian Abenshushan habla e ello, Xitlalitl Rodríguez tiene un libro de poemas contra el SAT”, asegura Teroba en entrevista.
La autora, que ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas y el Fonca, y participado en residencias artísticas en Bolivia y Japón, asegura que Dinero y escritura es un aporte más a una conversación “que yo espero que siga procurando para que poco a poco también podamos aprender a pensarnos como grupo, como gremio, es algo que falta”, afirma.
Sobre todo, insiste Teroba, cuando en México hace falta mucho por hacer en materia laboral. “Se necesitan condiciones materiales adecuadas y sobre todo las mínimas: salud, vivienda, son cosas que hacen falta para vivir y para crear”, señala.