Pasarela de Catrinas en el Museo Regional

Pasarela de Catrinas en el Museo Regional

Netamente sin fines de lucro, únicamente con la intención de destacar las tradiciones en torno a los festejos del Día Muertos, el colectivo Los Hijos de la Llorona participó con el Museo Regional para llevar a cabo una pasarela de Catrinas, el 30 de octubre a las 7 de la noche.

Moisés Cruz Cruz, licenciado en Diseño Gráfico y una de las 16 personas que integran el colectivo, en esta ocasión fue el organizador de la pasarela y también participó en el diseño de una de las Catrinas: la de dulce.

Los Hijos de la Llorona son caracterizadores dedicados al body paint y el face paint. Son profesionales, aunque algunos también tengan otras ocupaciones.

Catrinas multicolores

Las Catrinas fueron caracterizadas con pintura corporal a base de agua, que no es tóxica; al contrario, es incluso comestible, además de que se quita fácilmente con un paño húmedo. Moisés detalló que la intención de hacerlas de colores o con temas específicos como los dulces, el papel picado, las flores, los globos, el periódico o la pedrería es darle un giro a la concepción dual del personaje, hacerlo más vistoso, alegre y “que no parezca un panda”, como él mismo refirió que pasa en algunos casos.

La más dulce

Vistieron a la modelo con un atuendo comprado en una tienda del centro, que hace hace un mes costaba 500 pesos y que al pasar de los días fue bajando de precio hasta llegar a rondar los 200 y fue cuando lo compraron.

Buscaron que en los colores de la pintura, el vestuario, la peluca y los adornos predominaran los tonos pastel para que fueran más acordes con la temática. Con imanes (para no maltratar el vestido) se pegaron dulces, luego vino la peluca —cuyo precio ronda los 50 pesos—, el maquillaje en la cara, que incluyó confitería en los párpados y otros detalles, para finalizar con el tocado de bombones.

Cubierta de flores

El diseño que se trabajó en esta modelo fue el de un vestido rojo con velos negros encima y decorado con motivos de flores (de tela o papel, en todo caso artificiales) de colores; una creación que pone de relieve la mexicanidad.

Vestido de globos

El diseño de esta catrina fue basado en los vestidos de XV años, pero se modificaron y adaptaron detalles como el body paint que simulan huesos en parte del pecho y la espalda de la modelo.

Con ropa en el interior, el vestido de globos es uno de los atuendos más frágiles pero también más ligeros y frescos. Presentó algunos contratiempos como unos pocos globos que por el calor se reventaron antes de formar parte del vestido.

Hecha de periódico

Otro diseño que no requirió mucha inversión pero sí paciencia y tiempo fue la Catrina hecha con periódico; un poco más tradicional en el sentido de los colores, pero que se destacó por un maquillaje colorido en el rostro, el cual resaltó a través de su peluca blanca platino.

Creatividad con pedrería

Fácil de llevar a cabo si se realiza a partir de materiales reciclados como un corsé y un tutú sacados del baúl de los recuerdos, complementados con una peluca y maquillaje metálico, con pedrería vistosa.

Chiapaneca de papel picado

Modelos hubo de todos los géneros y edades. La que dio vida la Catrina de papel picado fue una niña. En ella se trabajaron los colores neón para que fuera a juego con los colores del papel.

Esta caracterización fue doblemente tradicional, pues si bien el papel picado es representativo de México, al transformarlo en vestido, por su diseño y colores representó el traje de la chiapaneca.

En una tercera vuelta de tuerca, el vestido llevado por la pequeña modelo también dejó un mensaje; además de su pesado pero exquisito tocado, portaba un banderín que rezaba: “#Ni una menos”.