Para Enrique Bunbury la música es tan noble que no hay manera de que un género o artista pueda empañar a otro y para demostrarlo, solo mirar atrás: y es que cuando, en el rock, Presley destacaba con sus canciones, Bob Dylan irrumpió y sumó una complejidad literaria al género, ganándose su propio espacio

De lo que sí se dijo completamente convencido, es que enfocarse en un solo sector es un gran error, por ello, en estos días que el reguetón permea en escena latina, pidió al público no menospreciar al resto de los artistas y mirar el escenario completo.

“Cuando miramos todo el panorama, descubrimos que no es solo tiempo de un solo género, ver los discos más vendidos es una porción de todo el panorama, bienvenida esa parcela, pero también hay que ver otras”, dijo en conferencia de prensa.

Aunque figuras como Bad Bunny o Karol G, han acaparado las plataformas, las ventas y hasta la preferencia de los oyentes, existen otros con propuestas sumamente interesantes que, aseguró, bien vale la pena no perder de vista.

“Hay muchos artistas que están teniendo un éxito global desde el folclor, pienso en Silvana, en Natalia Lafourcade y en Mon Laferte. En la región dentro del latin alternative hay grandes discos, como León Larregui, Austin TV, Babasónicos, Conociendo Rusia, todo eso ocurre en los 2020”, dijo en conferencia de prensa.

Lo único que sí lamenta de la actual industria musical es que el público estaba más preocupado por disfrutar de las canciones, los conciertos y no publicarlas en las redes sociales. “Recuerdo los conciertos en los noventa, conciertos sin teléfonos... es lo mejor, es gloria. La belleza del público entregado al disfrute, sin preocuparse por grabar para subirlo a internet. Si se pudiera volver a eso lo haría inmediatamente”, agregó.

Eso no quiere decir que esté en contra de la tecnología, pero sí en contra de que se quiera vivir en un mundo en línea y dejar atrás el real. “Hay cosas buenas en todas las épocas, los 70 y 80 fueron una buena época a nivel general, los 2000 tienen sus pros y contra. Lo preocupante hoy es la obsesión de una nueva generación en torno a la tecnología; pensar que la tecnología es buena ‘per se’ y que todo avance nos lleva a un lugar mejor es algo que merece una reflexión más profunda”, afirmó.